Mitterrand abandona su proyecto de consulta sobre el referéndum
, François Mitterrand, presidente de la República francesa, confirmó ayer en la ciudad alpina de Montmelian el abandono de su proyecto de consulta nacional sobre los referendos, propuesto por él mismo a los franceses el pasado mes de julio. Mitterrand puntualizó, no obstante, que no permitirá "la caída en desuso de este derecho".Por su parte, el primer ministro francés, Laurent Fabius, reconoció implícitamente el día anterior que el intento de referéndum del presidente Mitterrand ha fracasado y que al ser rechazado nuevamente por el Senado, ese proyecto será orillado.
Fabius, que hablaba el miércoles ante las cámaras de la televisión francesa a sus conciudadanos, participaba por primera vez en una gran emisión de televisión, La hora de la verdad, que -sirve de examen severo en este país a los hombres públicos; en hora y media, Fabius, a pesar de sus 38 años, de su cabeza de huevo (superdotado) y de su aparente autenticidad, no consiguió el milagro que se proponía: rehabilitar la imagen del Gobierno que Su antecesor, Pierre Mauroy, dejó hecha trizas; y esto, no sólo frente a la oposición conservadora liberal, sino en el sector supuestamente mayoritario, donde los comunistas, definitivamente, se han declarado fuera de juego.
Fabius, anteanoche, en pocaspalabras, apuntilló lo que en un principio, cuando François Mitterrand ganó las elecciones presidenciales de 1981, se llamó socialismo a la francesa. Los comunistas, los primeros, a bocajarro, dijeron ayer lo que pensaban deFabius y de la política de su Gobierno, y de Miterrand: "Nosotros,desde que abandonamos el Gobierno, ya no pertenecemos a la mayoría de izquierdas". Esta afirmación oficializa la opinión adelantada por todos los expertos desde que se formó el Gabinete Fabius, es decir, que los socialistas, que hoy no representan mucho más del 20% del electorado, según las recientes elecciones europeas, son el único soporte de la
mayoría gobernante.
Todas las reacciones de la oposición son negativas a los propósitos, proposiciones y ofrecimientos de Fabius, pero eso se considera normal aquí.
El programa político del socialismo moderno, que es lo que propuso anteanoche Fabius, también desconcierta a muchos votantes socialistas que, en 1981, habían votado por otra cosa.
Los tres años de guerra inútil sobre la enseñanza privada y la pública los regateó destacando que "lo importante es la calidad de la enseñanza".
Fabius reconoció que un país industrializado, hoy no puede evolucionar favorablemente si todos, del color político que sean, no se
ponen de acuerdo sobre los temas más importantes; anunció igualmente que la polémica ley sobre la Prensa, en el mejor de los casos, no será aplicada hasta después de las legislativas de 1986, lo que ya se prevé como un posible entierro de esa normativa antitruste de la Prensa.
Todo lo expuesto regocija a la oposición liberal conservadora, que había preconizado esos presupuestos, al mismo tiempo que dinamita las ilusiones, de los socialistas románticos.
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