Sorpresa en Portugal por la petición de Mitterrand de que retrase su adhesión a la CEE
El presidente francés, François Mitterrand, propuso el viernes al primer ministro luso, Mario Soares, un nuevo plazo para la conclusión de las negociaciones para el ingreso de Portugal en la CEE, anunciada para finales de septiembre, después de la cumbre de Fontainebleau. La noticia, que ocupaba ayer la primera plana de todos los periódicos portugueses, estalló como una bomba en Lisboa, horas después de la visita inesperada del presidente francés, que cenó el jueves, en privado, con el jefe del Gobierno luso.A cambio de la aceptación del ofrecimiento hecho por el presidente francés, que, según informaron fuentes del Elíseo, tendría por objeto "no herir la susceptibilidad de los españoles", la CEE podría firmar con Portugal un documento político, al término de las negociaciones para la adhesión, en el que se estableciera que el ingreso es "irreversible".
Las primeras informaciones acerca del verdadero motivo de la presencia de Mitterrand en Lisboa, rodeada del más riguroso secreto, fueron dadas por el corresponsal en París de la agencia estatal portuguesa ANOP. Inmediatamente, el ministro francés para Asuntos Europeos, Roland Dumas, aseguraba al mismo corresponal que sus presuntas "informaciones" eran "meras fantasías". Más ambiguo, el gabinete del viceprimer ministro socialdemócrata, que dirige el Gobierno de Lisboa durante la ausencia de Soares, en visita oficial a Mozambique, afirmaba no tener "conocimiento oficial" de semejante propuesta por parte del presidente francés.
Pero ya en el avión que lo llevaba a Maputo, Soares confirmaría al director adjunto del semanario Expresso, que el tema fuera abordado durante sus conversaciones con Mitterrand.
Presiones políticas
El retraso de la conclusión de las negociaciones Portugal-CEE era suficientemente evidente en Lisboa para que los "medios bien informados" de la capital portuguesa no pongan en duda la verdad del hecho anunciado. Todos coinciden en que se trata de una "propuesta francesa", con la indicación suplementaria de que Mitterrand pretendería "evitar herir las susceptibilidades de Madrid", cuyo proceso negociador estaría más retrasado, o incluso "en un callejón sin salida", según algunas fuentes.
Dada la importancia política atribuida por Soares a la conclusión en septiembre de las negociaciones de Portugal con la CEE, resulta más cómodo atribuir el retraso a consideraciones políticas ajenas. Para los portugueses, siempre dispuestos a ver la "mano de Madrid" detrás de los fracasos de los gobernantes de Lisboa, nada más fácil que "culpar" una vez más a España, sobre todo cuando los medios empresariales y la oposición de derecha comentan favorablemente los "buenos resultados de. la firmeza de Madrid" en Bruselas, para criticar la "irresponsabilidad" de los negociadores portugueses.
Pero otros países estarían también presionando a los diez en el sentido de diferir la adhesión de los dos países ibéricos: sin hablar de Israel, los países del Magreb, que son objeto en este momento de especial atención por parte de los países europeos, y en particular de Francia y España, después de la firma del acuerdo libio-marroquí, han manifestado hace mucho el temor de ver sus exportaciones agrícolas hacia la CEE afectadas por el ingreso de Portugal y España. Ha trascendido ahora que Hassan II volvió a abordar el tema durante el encuentro del jueves con Mitterrand.
La evolución de la situación puede obligar al Gobierno de Lisboa a quebrar su aparente indiferencia por los acontecimientos del norte de África y el congelamiento del diálogo de Madrid, ambos criticados por los medios militares portugueses. El próximo contacto de alto nivel entre los dos gobernántes peninsulares será la visita a Lisboa, en la segunda semana de septiembre, del ministro español de Defensa, Narcís Serra.
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