La seguridad ciudadana y la policía
En la mañana del 13 de agosto, después de haber estado un par de horas en la piscina, un amigo y yo cometimos el delito de subir en el coche para dirigirnos hacia nuestras casas, cuando, sin ninguna explicación lógica, vimos cómo un agente de la policía, pistola en mano, nos exigía salir del vehículo y apoyar las manos sobre el capó. Tras el cacheo personal comenzó el interrogatorio (todo ello de una manera que hacía recordar esas imágenes que vemos en televisión sobre los problemas en Centroamérica, la guerra de Líbano o las actuaciones policiales dirigidas por Pinochet), prosiguiendo con el registro de asientos, guantera y maletero del coche, descolocando todo aquello que estaba ordenado.Yo no sé si esta manera de hacer las cosas forma parte del pretendido acercamiento entre las fuerzas de "seguridad" del Estado con los ciudadanos, que al fin y al cabo, al contribuir, somos los que debemos exigir unos cuerpos con un nivel de profesionalidad máximo, porque si este tipo de agente fuera un prototipo, habría que crear otra policía que nos protegiera de ésta.
Yo he sido asaltado un par de veces por delincuentes, pero confieso que no lo pasé tan mal como cuando me vi encañonado por un pretendido defensor; y es por todo esto por lo que me dirijo a usted, para ver si entre todos conseguimos un país todavía mejor y sin rasgos tercermundistas-
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