Un pacifismo que comprende
Por falta de espacio s6lo responderé a la carta de María López en los asuntos que me atañen estrictamente.1. Se critica que no hago mención de los temas españoles en el texto sobre la convención de Perusa. Pero sucede que lo que se me pedía -en dos folios y medio- era una tribuna sobre una reunión del pacifismo europeo y no una historia sobre lo que habíamos hecho allí los españoles. Ahora bien, si nos colocamos en el plano de las actuaciones, ¿sabe M. López que critica a quien fue, como firmante en 1980 del llamamiento que dio lugar a la END, quien introdujo (Roma, 1981) en el programa básico europeo el rechazo de la pertenencia de España a la OTAN?
2. Se pregunta cómo puedo hablar de pacifismo no alineado y ser director de Tiempo de Paz, una revista que recibe 12 millones del Ministerio de Cultura. En otro país este tipo de afirmaciones a la ligera son el placer de los abogados que se dedican a los casos de injuria. Pero en esta oportunidad, además de faltar a la verdad, se está aceptando algo que hay que cambiar. Aquí todavía nos rasgamos las vestiduras cuando una iniciativa recibe ayuda pública. Vicenç Fisas me comentaba las ridículas actitudes que había provocado el apoyo de varios ministerios al trabajo del CIDOB sobre paz y conflictos. Algo que en otros países de Europa es ya tradición. En realidad, la pregunta que corresponde es: ¿Tiempo de Paz es una publicación que contribuye a informar con profesionalidad y rigor de los temas de paz y conflictos? ¿Por qué en su carta no opina sobre esto M. López? En todo caso, le invito a pulsar la opinión de las personas más especializadas en el tema, y no sólo españoles, sino extranjeros tan sospechosos como E. Thompson, J. Galtung, F. Barnay, K. Coates, F. Blakaby, Mary Kaldor o Alva Myrdal. Ahora bien, si, por fortuna, el balance fuera claramente positivo, espero que M. López coincida con nosotros en que la Administración debería apoyar seriamente este producto cultural que es TDP (así como espero que en el Ministerio de Cultura lean nuestras dos cartas).
En cuanto a la independencia de la publicación, ya expliqué en este diario cómo un grupo de intelectuales, profesionales y personasrelacionadas con distintas opciones pacifistas se habían puesto de acuerdo para hacer una revista independiente de cualquier organización. Acerca de si ese acuerdo funciona o no en la práctica, ruego a M.López que pregunte directamente a los que participan en TDP, y para ello le invito a comenzar por los más críticos al Gobierno.
3. Algo similar ocurre con las personas que son miembros del grupo pacifista al que se refiere M. López: el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad. En primer lugar, es rotundamente falso que el MPDL sea la cara pacifista del PSOE, partido que desde luego tiene su propio rostro. Lo que sí es completamente cierto es que el, MPDL está particularmente interesado en que la cara del PSOE sea lo más pacifista posible. Ya expliqué (EL PAIS, mayo 1983) que a este respecto hay dos opciones en el movimiento pacifista: los que quieren el enfrentamiento entre el pacifismo español y el PSOE, y los que pensamos que esto es suicida en los dos sentidos: no creemos que en una confrontación abierta el pacifismo salga ganador, y si la victoria consistiera en contribuir a la caída del Gobierno PSOE, resulta difícil ver cuáles serían las ventajas, precisamente en estos temas, de un Gobierno AP. En suma, un pacifismo que critique, presione y ofrezca alternativas necesita comprender la situación en que se mueve-
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