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La guerrilla separatista kurda reactiva su lucha armada en territorio turco

La reaparición, el pasado fin de semana, de la lucha armada separatista kurda en el este del territorio turco parece ser la consecuencia de la escasa presión militar que los dos grandes vecinos orientales de Turquía, Irán e Irak, ejercen sobre sus respectivas zonas del Kurdistán, al estar volcados en la guerra que libran en desde hace cuatro años.

En dos diferentes ataques de la guerrilla kurda resultó muerto un policía y fueron heridas otras 12 personas, seggn un comunicado oficial publicado en Ankara, pero otras fuentes recogidas por las agencias de prensa señalan que el número de víctimas mortales en cuatro choques armados entre unos 200 pechmergas (combatientes) del Partido de los Trabajadores Kurdos y las fuerzas de seguridad se eleva a por lo menos 6 muertos y 20 heridos.

Los protagonistas de esta incursión sin precedentes desde el golpe de Estado militar en Turquía de septiembre de 1980 cruzaron la frontera turca procedentes de Irak, donde se han refugiado desde hace años numerosos kurdos turcos que el régimen de Bagdad tiene crecientes dificultades para controlar.

En un intento de acabar con la agitación separatista kurda el Ejército turco atravesó ya en mayo de 1983 la frontera con Irak con el consentimiento del Gobierno baasista iraquí. Desde finales de la pasada primavera, Ankara ha vuelto a concentrar tropas en el confin, pero sin decidirse, por ahora a pasar a la ofensiva, según indican fuentes diplomáticas.

A partir de mayo se multiplicaron, en efecto, los incidentes -huelgas estudiantiles, secuestros de extranjeros, enfrentamientos localizados- en el Kurdistán irquí, que han mermado el control de Bagdad sobre la región, otorgando un mayor margen de maniobra a los separatistas kurdos originarios de Turquía allí asentados y que gozan del apoyo de la población locala.

Acuerdo y tregua

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Consciente de que no puede combatir en dos frentes a la vez, en el golfo Pérsico y en el Kurdistán, el régimen baasista del presidente Sadam Hussein concluyó a principios de año un acuerdo y una tregua con la facción mayoritaria de la guerrilla kurda iraquí reagrupada en la Unión Patriótica Kurda (UPK), que acaudilla Jalal Talabani.El pacto Hussein-Talabani, parcialmente incumplido, ha provocado un resultado inesperado al registrarse numerosos enfrentamientos armados entre milicianos de la UPK y miembros de los partidos iraquíes comunista y democrático del Kurdistán que operan a partir del Kurdistán iraní.

Estos combates fatricidas, que alternan con ataques contra las fuerzas del régimen iraquí, ponen de relieve que la pacificación del norte de Irak, donde viven 2,5 millones de kurdos -el 15% de la población del país- está lejos de ser conseguida por Bagdad enredada en la contienda del golfo.

Turquía sufre las consecuencias del permanente alboroto que reina en el Kurdistán iraquí, agravadas por las medidas antikurdas adoptadas por los militares cuando estaban en el poder en Ankara que exacerbaron los sentimientos nacionalistas de ciertas capas de la población del este del país, estimada en 8 millones de habitantes, que, a veces, prestan ayuda a los elementos armados. La Constitución de 1982 prohíbe, por ejemplo, el uso de cualquier idioma que no sea el turco en la enseñanza, periódicos y medios audiovisuales.

Pero la reactivación de la guerrilla kurda en Turquía es sólo un pequeño inconveniente, comparada con las grandes ventajas que ha supuesto para el Estado fundado por Kemal Ataturk el conflicto del golfo Pérsico.

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