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El pecado de cazar ballenas

Japón parece dispuesto a desafiar la inminente moratoria sobre la caza de ballenas, y quizá acepte la propuesta de seguir cazando con el pretexto de la investigación (...)Demasiado tarde, y demasiado poco, la Comisión Internacional de Ballenas empezó a moverse para proteger las especies amenazadas y redujo las cuotas de caza de las que quedaban por cazar. Pero las existencias no parecían recuperarse tan rápidamente como se esperaba. En 1982, la comisión recomendó una moratoria de cinco años para todas las capturas comerciales, a empezar en 1986.

Esto fue un golpe para un país que depende del mar para obtener proteínas. En los últimos 10 años, las capturas japonesas en aguas profundas han disminuido en un tercio, debido en parte a la zona pesquera de 200 millas que muchos países han reclamado. La carne de ballena es una golosina, no un alimento base, que se viene comiendo desde la introducción del budismo, en el año 906 antes de Cristo. A los japoneses les habrá parecido poco científica la moratoria: no procede del comité científico consultivo de la comisión, sino de la misma comisión en cuyo seno abundan nuevos países miembros que no tienen flotas balleneras. También se ha roto la baraja a mitad del juego, ya que Japón había aceptado unas cuotas menores y la reducción de su flota ballenera con la esperanza de poder continuar la caza. (...)

16 de agosto.

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