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Al final de esta década, la mitad de los empleos estará relacionada con las nuevas tecnologías

El problema de la reconversión industrial es de proyectos, de falta de equipos humanos, de colocar productos en los mercados; no de dinero. A finales de la presente década, el 50% de los empleos estarán relacionados con las nuevas tecnologías, según estudios europeos. Ambas afirmaciones, realizadas ayer en Santander en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por el diputado socialista e ingeniero industrial Eugenio Triana, desplazaron el interés del seminario sobre reconversión desde los excedentes de plantilla y el dinero necesario para el proceso hacia la tecnología, que "consiste en saber hacer las cosas".

Tras analizar como rasgos de las nuevas tecnologías el ahorro de trabajo, capital, energía y espacio, Triana restó dramatismo a dicha sustitución. "No conozco en España un solo proyecto abandonado por falta de dinero", dijo, para luego señalar que si el Gobierno dispusiera ya de 500.000 millones de pesetas adicionales tendría dificultad á la hora de emplearlos en aumentar la inversión publica. También destacó que en los últimos años se han perdido más puestos de trabajo en la construcción que en la industria, pese a que las nuevas tecnologías han centrado su impacto en los sectores más tradicionales y han alterado las formas de producción de estos.La importancia del "saber hacer", según el conferenciante, se extiende tanto a los sectores en reconversión (por ejemplo, la siderurgia debe dar un acero con menos peso y más resistente para competir con otros países y con el aluminio, el plástico y el carbono) como a todos los que no quieran perder el tren de la nueva estructura competitiva. "Hay sectores que no están acogidos a la reconversión", afirmó, "y necesitarán ajustes de años, como las empresas de ingeniería y la industria química y farmacéutica, que emplea a medio millón de personas".

Tres vías

Aunque en España el binomio costes salariales-productividad resulta bastante competitivo, el consumo de informática y electrónica representa sólo el 1,8% del producto interior bruto anual, la mitad que en Europa, según dijo. Advirtió que, además de producir nuevas tecnologías, hay que ser buenos usuarios. Ello obliga a replantear las cualificaciones y permite compensar parte del empleo destruido con los servicios que se generen a su alrededor.El presidente de la Fundación Largo Caballero y del Grupo Parlamentario Socialista en el Senado, José Prat, manifestó que vencer el miedo a la técnica y el noble empeño del ideal contribuirá a que desaparezca el nuevo terror milenario, no solo derivado del estímulo de invención tecnológica que procede del belicismo (el radar, los misiles, la bomba atómica). Recordó que los románticos del "buen tiempo pasado", criticaron durante el siglo XIX el industrialismo, frente a la actitud optimista del liberalismo manchesteriano y de los socialismos utópico y científico.

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