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En 1983 decreció la participación del trabajo en el producto interior bruto y se recuperaron las rentas del capital

Joaquín Estefanía

En 1983, primer año de Gobierno socialista, prosiguió la tendencia decreciente de la participación del trabajo en el producto interior bruto (PIB). Al mismo tiempo, tras 10 años de tendencia inversa, en este mismo ejercicio, el conjunto de las rentas de capital mostró una recuperación. Ambas conclusiones están contenidas en el ya clásico Informe económico que el Banco de Bilbao edita cada año y que estudia, entre otros aspectos, la distribución de la renta nacional. En el estudio se corrobora, además, otra tendencia que resulta muy significativa: las desigualdades relativas de la renta por persona, a nivel espacial, tienden a acrecentarse, influidas por el retorno de la población emigrante a las provincias de origen.

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Uno de los aspectos que más han contado históricamente a la hora de hacer balance sobre las consecuciones de un Gobierno en cada período legislativo es el de la redistribución de la renta y la riqueza y el del acrecentamiento o disminución de las desigualdades a que da lugar la estructura económica. Máxime si ese Gobierno es de ideología socialista como ocurre en el caso español. Además, en el programa electoral Por el cambio, del PSOE, tras el epígrafe "La crisis económica y el empleo. Crear empleo, objetivo prioritario", figura otro en el que se hace explícita la filosofía que subyace en ese programa: "Una sociedad más justa e igualitaria".Los primeros datos privados que pueden servir para analiza en qué dirección se avanza en torno a la distribución de la renta los acaba de hacer públicos el servicio de estudios del Banco de Bilbao en su clásico Informe económico correspondiente a 1983 que extrae una serie de conclusiones sobre el primer año de le gislatura socialista en España.

Asepsia y política

Algunos técnicos han indicado que las tendencias sobre la redistribución de la renta y la riqueza de un país son fenómenos al menos a medio plazo, y que, por tanto, de las cifras de un año no se puede sacar ninguna conclusión definitiva. El propio estudio del banco que preside José Ángel Sánchez Asiáin hace la siguiente indicación: "El cambio de la estructura de la distribución personal de la renta española constituye, a todas luces, el fenómeno sociológico más importante en los años de crisis económica, junto con la explosión del nivel de paro. Sus resultados, probablemente poco discutibles, constituirán un tema polémico, en el que dificilmente se pondrán de acuerdo las distintas tendencias políticas al enjuiciar el efecto económico de dicho cambio en el modelo de distribución personal de la renta española. La caída de la inversión y del ahorro, el elevado déficit público y el aumento del paro en los años en que precisamente se registró el cambio aludido son hechos económicos que parece no puedan desligarse e inducen a pensar sobre los efectos de una defensa a ultranza del modelo de distribución igualitaria y de sus efectos, cuando el cambio se introduce rápidamente y en una etapa de crisis económica como la actual".

La indicación no está exenta de matices políticos, por lo que no se puede considerar el estudio del Banco de Bilbao como un instrumento estrictamente técnico y aséptico sobre la distribución de la renta. Según el citado servicio de estudios, dirigido por el economista Luis Ángel Lerena, "el cambio introducido en el modelo de distribución personal de la renta española entre 1974 y 1980 ha sido enorme".

Una vez hechas estas consideraciones generales, el estudio aborda la realidad del año 1983, en el que se producen las siguien tes situaciones:

- Prosiguió la tendencia decreciente de la participación de la remuneración del trabajo en el PIB. Desde el 53,43% que correspondió a la remuneración del trabajo en 1973 se llegó al 59,06% en 1981. Ello a pesar del descenso en el nivel de empleo asalariado en los últimos años. En 1982, la remuneración del trabajo desciende al 57,42% del PIB, y en 1983, al 56,66%. Las rentas del trabajo percibidas directamente por los asalariados se redujeron en cuanto a su participación en el PIB, al pasar del 43,7% al 43% entre 1982 y 1983. Como hubo descenso en el nivel de población asalariada ocupada y en el número de horas trabajadas por persona, el salario real por persona creció el 12,8%, frente al 13,8% incorporado al PIB. El conjunto de rentas de trabajo creció el 12,3%.

- El excedente neto de explotación mejoró ligeramente en 1983 al participar en el 31,69% del PIB, frente al 31,48% de 1982.

- Las rentas de los agricultores prosiguieron su tendencia decreciente en su participación en el PIB, situándose en el 3,34%, frente al 3,40% de 1982.

- Las rentas mixtas de comerciantes, empresarios y profesionales incorporan mayor participación en el PIB, al pasar del 15,36% al 15,83% entre 1982 y 1983.

- Las rentas de las administraciones públicas (que miden los ingresos procedentes de la actividad empresarial y patrimonio de dichas administraciones, más los impuestos directos sobre sociedades y empresas colectivas, una vez deducidos los intereses satisfechos por la deuda pública), participaron en el PIB de 1983 de modo inferior que un año antes, "sin duda por el deterioro de la cuenta de explotación de las empresas públicas".

- Las rentas puras de capital percibidas por las familias e instituciones no lucrativas, en concepto de dividendos e intereses, registraron un profundo descenso en su participación en el PIB.

- El beneficio retenido por sociedades y empresas (ahorro de las mismas), que en 1973 supuso el 4,64% del PIB, registró un profundo descenso, hasta situarse en el 2,83% en 1981. En 1983, y como efecto de la menor presión de los costes de trabajo, se detecta una ligera recuperación del ahorro empresarial, al crecer éste el 18%, tasa que supera al 14,1% incorporado por el PIB.

- El conjunto de rentas del capital, que estuvo deprimiéndose a lo largo de los años de crisis hasta descender del 13,91% del PIB en 1973 al 9,66% en 1980, ha mostrado una ligera recuperación en 1983, al superar el 10,05% del PIB.

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