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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

Roberto Molina: "Luis es el que manda en el barco"

El chaval estaba emocionado. Muy emocionado. Cuando hablaba el rubio Luis Doreste, él trataba de esconder la cabeza entre sus hombros. Puede que fuera timidez. Aunque lo cierto es que estaba a punto de llorar. A veces, cuando le formulaban alguna pregunta en torno al torneo de vela, giraba ligeramente la cabeza hacia su izquierda, donde se encontraba Doreste y si Luis hacía ademán de contestar, el cerraba los labios. Al fin y al cabo, como él mismo explicaría más tarde, se trataba del jefe.

El moreno Roberto Molina está pasando, sin duda, las horas más emocionantes de su vida deportiva. Ni siquiera puede disfrutar del placer del oro, porque casi no se lo cree. Él, que se ha pasado el día dando vueltas en la bañera del barco, se subirá hoy a lo más alto del podio, pero, como dijo ayer, "el que ha llevado aquí la voz cantante ha sido Luis". Y lo explica: "Él es el jefe, el que manda en el barco, el que decide cuando y como hacemos el bordo, el que toma las decisiones importantes. Todas".Molina, cuyos ojos no cesan de denotar emoción, alegría, ilusión, sueno, comenta que "cualquier embarcación es difícil y, sobre todo, la unión entre los tripulantes es lo que convierte a un equipo en ganador. Yo tengo muy claro que Luis es el que manda. Mi misión es, fundamentalmente, que Luis se encuentre cómodo en el barco, contento con mi trabajo". Y, por si no acabamos de entenderlo, Roberto insiste. "Mira, él lleva la caña y yo me pongo a sus órdenes".

Nadie les ha preguntado cuanto van a ganar. Ni lo saben, ni quieren saberlo. Este triunfo no se paga con dinero, aunque dicen que el premio que otorga el CSD puede ser de 500.000 pesetas. Esa fue la cifra que les dieron a Gorostegui y Millet por la medalla de plata de los Juegos de Montreal.

Aunque Luis sea el jefe, la prima será a partes iguales. Han anunciado que no tomarán parte en la última regata de hoy y eso hay que entenderlo bien o se trata e una chulería, el aficionado a la vela sabe que nadie haría una cosa así.

Simplemente, es un gesto tradicional del equipo que gana una prueba un día o dos antes de celebrarse la última regata. El caso es que Doreste y Molina ya tienen el oro asegurado, pero la plata y el bronce deben decidirse hoy "y no sería honesto que nuestro 470 pudiera entorpecer la lucha entre los candidatos", comentó Doreste. Así pues, Luis y Roberto se pasarán el día limpiando su barco, hasta que brille más que el oro que han ganado. Se lo merecen, ¡qué caray!

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