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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

Primera gran demostracion de Carl Lewis

ENVIADO ESPECIAL, Comenzó el atletismo con 70.000 espectadores en el Coliseo de Los Ángeles. El interés de la sesión de la mañana (tarde-noche en España), se centró para el público estadounidense en las actuaciones de Carl Lewis (100 metros) y Edwin Moses (400 vallas). La representación española confió a cargo de Javier Arqués y José Alonso El primero superó la eliminatoria previa de 100 metros, pero cayó en la segunda, y el segundo abandonó, lesionado, en 400 vallas. Por la tarde (madrugada española), Colomán Trabado, tercero en la segunda serie, se clasificó para las semifinales de 800, mientras que o in esta misma prueba Benjamín González, cuarto en su serie, debió esperar a los tiempos de los demás atletas para saber si se clasificaba o no.

Carl Lewis hace de los 100 metros la carrera más larga del mundo. Le da tiempo a todo, hasta a pensar cómo plantear tácticamente la carrera. Los demás atletas dicen que en los 100 metros no hay tiempo para rectificar. Una mala salida casi siempre supone la eliminación. Lewis es distinto. Ayer lo dernostri5 en su debú olímpico. Su superioridad le permite recrearse y disfrutar de diez segundos en los que se siente. muy por encima de cualquier otro ser humano."Sabía desde el primer momento que iba a ganar", manifestó Lewis después de su primera carrera. "No logré, un buen tiempo (10.32) porque el aire era contrario, pero tampoco quise forzar". Finalmente, para no parecer vanidoso en exceso, dijo que los velocistas estadounidenses iban a ser superiores porque les favorecía el calor de California.

Otro triunfo de Moses

Lewis corrió como quiso. Salió lento, sin precipitación. Miró al frente. Vio a los demás atletas por delante de él. Hizo la progresión para alcanzar una elevada frecuencia de zancada y esperó. Disminuyó la longitud del paso. Jugó con Sharpe, un atleta que tiene una mejor marca de 10.31; le dejó ir en cabeza hasta los 70 metros y allí le rebasó. Miró a su derecha; 20 metros más allá, a la izquierda, y en la llegada hizo enronquecer al público. Lewis no había hecho más que empezar.

Edwin Moses también hizo un alarde en la primera jornada. Pero no humilló. Su salida fue pausada, sin realizar su progresión hasta mediada la carrera. Luego se limitó a ganar con facilidad merced a la ventaja adquirida. Él no puede permitirse el lujo de clasificarse sin ganar. Desde septiembre de 1916 permanece invicto. Ayer sumó una victoria más, la 87ª consecutiva. Ganó con un tiempo de 49.33 y se clasificó para las semifinales.

En cuanto a la actuació española, sólo pudo ser completa a través de Javier Arqués. Este corrió una primera eliminatoria junto al escocés Allan Well, ac tual campeón olímpico. Esta circunstancia y el tener un aire a favor de 1,8 metros por segundo le permitieron igualar su mejor marca personal, 10.42, a una centésima del récord nacional, que posee José Carbonell. Arqués era uno de los tres atletas que, en un principio, se quedaron fuera de la selección olimpica por el cupo de plazas. Luego, con la ampliación de las mismas, si pudo venir a Los Ángeles.

La lesión de Alonso

De cualquier manera era el primero en la lista de suplentes. Quizá no fuera de los tres reservas el que mejor papel podía cumplir en los Juegos, pero, de alguna manera, se le quería re compensar al ser el único velocista que puede defender a España con cierta dignidad en los encuentros internacionales. Luego caería en la siguiente serie.

José Alonso, por su parte, se tuvo que retirar tras pasar la tercera valla. Pese a que, en un principio, se pensó que se había recuperado de la distensión que sufrió hace una semana, la verdad es que su eliminación se debió a que no estaba bien. Al salir sin reservas, forzando en pos de la clasificación para las semifinales, el músculo se rompió con el esfuerzo. ",No podía salir pensando en que aún podía estar latente la distensión. Para eso hubiera sido mejor no salir". José Alonso es un atleta marcado por la desventura olímpica. Ha fallado ya en tres.

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