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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

Aldabe, segundo en su serie, primer finalista olímpico español

ENVIADO ESPECIAL, La natación española, con sólo ocho hombres, va dando una de cal y otra de arena en la piscina construida con dinero de hamburguesas en la Universidad del sur de California. Ayer tocó nuevamente la de cal, como en la primera jornada. Ricardo Aldabe, que quedó a una centésima de su récord nacional, logró el quinto mejor tiempo de las cinco series eliminatorias y consiguió entrar en la final. Lo que hiciera en la final quizá ya era lo de menos, pues había cumplido sobradamente. El recordman mundial americano Rick Carey, que salió demasiado rápido y confiado en sus fuerzas, no pudo resistir, el ritmo y pese a su superioridad impresionante, de más de 3 segundos y medio sobre el resto de participantes, no pudo superar su plusmarca mundial. En la final no podía dejar de conseguirlo.

Al margen de lo que puedan hacer los hermanos Escalas, lógicamente aspirantes a finalistas en los 1.500 libres, la natación española, al menos, podrá justificar sobradamente su presencia en Los Ángeles. Eso era algo que no estaba tan claro unas semanas antes. Después de la buena actuación de Romero y Vallejo, el navarro Aldabe se unió a la buena racha. Fue segundo en la segunda serie de los 200 espalda, tras el canadiense Cameron Henning, pero se le vio con posibilidades ya de ser finalista en la otra prueba que se nada junto al escapadísimo Rick Carey. Hizo 2.03.94, arrastrado por los 2.03.36 de Hening y quedó a una sola centésima de su plusmarca nacional.Aldabe no solo hizo olvidar a López Zubero, sino que se metió en una final donde no pudieron estar nada menos que dos de los favoritos a las medallas de plata y bronce, el portorriqueño, segundo norteamericano, Jesse Vassallo, noveno tiempo y solo primero, por tanto, de la final B, con 2.04.51, y el canadiense Mike West, undécimo con 2.04.93. El nadador del Club Natación Pamplona, que se entrena en el centro federativo de Málaga, como otros integrantes del equipo nacional, continúa así la buena trayectoria en la modalidad, que inició Santiago Esteva. Aldabe hizo los primeros 50 metros en 29.06 y los 100 en 1.00.00. Su serie fue la tercera más rápida de las cinco que se disputaron.

Al gran nivel, Rick Carey, confirmó olímpicamente, borrando el viejísimo record (1.59.19) conseguido por John Naber en Montreal-76, que es otra estrella adelantada a su tiempo, como en su momento fue el californiano, y previamente el alemán oriental Roland Matthes. Carey no superó su reciente récord mundial de 1.58.86, por 13 centésimas. Salió más rápido que en Indianápolis (27.63 contra 28.37, en los 50 metros y 57.81 por 58.32 en los cien) pero no pudo sostener el ritmo en el último hectómetro. Hizo ya el siguiente largo de piscina en 30.66 por 29.90 el pasado mes de junio y terminó en 30.52 contra 30.44. Tal vez confió demasiado en sus fuerzas y como lucha contra sí mismo en cuanto se programe mejor es normal que consiga mejorar una vez más su record mundial. Por ejemplo, en la final, al ganar completamente solo, con varios cuerpos de ventaja.

En las restantes pruebas matinales, no hubo demasiado destacable. No solo se confirmó el dominio femenino americano en los 400 libres por. medio de Tiffany Cohen, aunque apurada por la británica Hardcastle, y el relevo de 4 por 100 libres, sino que en espalda hicieron los dos mejores tiempos, inesperadamente, Mitchell y Adams. La rumana Bunaciu, salvo que se reservara para la final, decepcionó, mientras que su compatriota Aneta Patrasciu obtuvo el mejor tiempo de todas las series (1.02.53).

En la prueba reina del sprint masculino, los 100 libres, la gran incógnita tampoco se despejó demasiado por la mañana. El veterano Rowdy Galnes solo hizo el tercer mejor tiempo, 50.41, tras su compratriota Milce Heath, 50.39, pero sorprendidos ambos por el australiano Mark Stockwell (50.27), uno de los gigantes de los Juegos, bien distinto de su compatriota y antiguo campeón olímpico Mike Wenden, pero que puede romper la tradición casi inmaculada de triunfos estadounidenses en la prueba. Con sus 1.96 metros de estatura hizo 50.27. Quiere ser otro Michael Gross, por lo que la final vespertina debía ser todo un espectáculo con la piscina en un puro grito de iusei (USA) contra él.

Hoy será jornada de descanso en la natación y mañana se disputarán otras cinco finales. En los 400 metros libres masculinos aparecerá la nueva estrella norteamericana surgida de las recientes selecciones de Indianápolis, George Ditalio. Aquí se le considera ya el sucesor de Brian Goodell. En este caso, Estados Unidos no puede fallar, lo mismo que en los 100 metros mariposa femeninos donde nadará por primera Vez Mary T. Meagher, la reina de la mariposa.

En los 200 metros braza masculinos la incógnita está en si John Moffet podrá luchar por la medalla de oro tras la lesión que le impidió plantar cara a Steve Lundquist en los 100 metros. En los relevos 4X 100 metros libres, Estados Unidos no deberá tener tantos problemas como en los 4X200 para imponer su ley. En la otra final femenina, los 100 metros braza, como en todas las pruebas de mujeres, la ausencia de las alemanas orientales dejará la prueba enormemente devaluada. En el hectómetro en esta modalidad, sin la presencia de Ute Geweniger, es como una final, de segundos.

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