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El congreso del PSOE producirá importantes cambios en la ejecutiva socialista, para reforzar el papel del partido

Los dos máximos dirigentes socialistas españoles, Felipe González y Alfonso Guerra, desean que la celebración del 30º congreso federal del PSOE sirva para potenciar al máximo el papel de la comisión ejecutiva federal del partido, que, según reconocen varios de sus integrantes, ha tenido hasta ahora un papel claramente subordinado al del Gobierno. Cuando aún faltan casi cinco meses para la celebración del congreso, ya se ha puesto en marcha la invisible maquinaria que a mediados de diciembre decidirá quién continúa, quién sale y quién asciende en la dirección del partido actualmente en el poder.

Mientras en las asambleas locales se recrudece el debate en torno a las ponencias que serán presentadas al 30º congreso, en medios de la dirección nacional socialista se barajan ya los nombres de quiénes integrarán la próxima ejecutiva federal, surgida del congreso de diciembre.Esta ejecutiva será la encargada de consolidar lo que se define como "un nuevo modelo de partido, adecuado a la permanencia en el poder, y no sólo un grupo de oposición", o, en definición de un actual miembro de la dirección socialista: "Hay que hacer un nuevo partido, fuerte, que constituya una auténtica renovación del PSOE salido de Suresnes". En Suresnes, hace ahora casi 10 años (octubre de 1974), se celebró el congreso del PSOE que acabó definitivamente con el poder de Rodolfo Llopis y dio la dirección del partido a Felipe González.

Ello no quiere decir, obviamente, que el 30º congreso del PSOE, que se celebrará en Madrid a mediados de diciembre, vaya a poner en cuestión el liderazgo de las dos máximas figuras del partido, Felipe González y Alfonso Guerra. Parece fuera de cualquier margen de especulación que ambos mantendrán sus puestos de secretario y vicesecretario general, respectivamente. Es el único punto ajeno a cualquier discusión. También se considera prácticamente seguro que Ramón Rubial, el mítico compañero Pablo de los tiempos de la clandestinidad, mantenga una presidencia del partido que, en la actualidad, tiene más un carácter honorario que efectivo.

Pero, a partir de ahí, cualquier cosa puede suceder. En los meses precedentes, tres nombres se situaban algo por encima de los restantes miembros de la ejecutiva, casi como futuros supersecretarios en el partido. El primero de ellos es Guillermo Galeote, encargado de imagen, sobre quien recayó la responsabilidad de organizar las elecciones municipales y las dos autonómicas. Galeote es hombre muy próximo a Guerra, y aunque su relación con la Prensa se ha revelado como "muy deficitaria", según calificación de uno de sus compañeros de ejecutiva, su peso en la sombra es grande. Manuel Chaves, responsable de asuntos sindicales, es otro de los hombres fuertes en el partido, ligado al mismo desde la primera hora de la renovación de Suresnes.

Por fin, destaca el nombre del secretario general del Partido Socialista de Euskadi, Jose María Txiki Benegas, que en octubre cumplirá 10 años como miembro de la ejecutiva socialista. En medios socialistas no ha pasado inadvertida la creciente presencia en Madrid de Benegas, hoy aún jefe de la oposición parlamentaria en Euskadi. Benegas no es hombre de Guerra, pero su prestigio en el interior del PSOE es creciente, pese a que la dura campaña preelectoral en Euskadi no le permitió dedicarse a los temas internacionales, para los que estaba designado.

Incompatibilidad de cargos

La lista de los llamados secretarios de área dentro de la ejecutiva que surgió del 29º congreso del PSOE puede quedar profundamente reestructurada: el responsable de acción social, Ciriaco de Vicente, estará con toda probabilidad ausente de la nueva ejecutiva, por decisión propia; el de administración y finanzas, Emilio Alonso, acudirá al 30º congreso prácticamente dimitido y mostrando un déficit del partido algo superior a los 4.000 millones de pesetas; el de cultura, José María Maravall, no podrá compatibilizar estas tareas con su Ministerio de Educación, del que no parece fácil que salga en la próxima remodelación del Gabinete; el de estudios y programas, Joaquín Almunia, se encuentra en el mismo caso, siempre que permanezca en el Ministerio de Trabajo -mucho dependerá para ello de la marcha de las conversaciones para lograr un pacto social-, y la responsable de organización, Carmen García Bloise, mujer íntimamente ligada al aparato del partido desde 1972, ha tenido una labor controvertida al frente de una secretaría clave: no ha logrado los frutos apetecidos en la campaña de extensión de la inifitancia, pero sí realizó una conferencia de organización cuyos resultados están aún por ver, en especial por lo que se refiere al desarrollo de las corrientes organizadas. En todo caso, parece escasamente probable que Carmen García abandone la ejecutiva socialista, aunque sí es probable que pase a desempeñar otras funciones.

El criterio de no compatibilizar, en lo posible, los cargos en el partido y en la Administración forzar probablemente la salida como secretarios ejecutivos del PSOE de María Izquierdo -actualmente secretaria de Estado para las Autonomías-, Carmen Mestre -directora general de la Energía-, Joan Lerma, Joan Prat y Javier Solana, suponiendo que todos ellos se encuentren desempeñando cargos públicos en diciembre. También se considera probable la salida de la ejecutiva de Luis Fajardo, encargado de temas municipales -que en ese caso desempeñaría un cargo de delegado gubernamental en Canarias-, y tal vez de Pedro Bofill. En medios socialistas se consideraba probable que Enrique Múgica, secretario ejecutivo del PSOE y actualmente encargado de algunos temas económicos y de misiones internacionales especiales, pase a ocupar nuevas responsabilidades dentro del partido, pero no, como llegó a rumorearse, a un ministerio.

Equilibrio territorial

Lograr una adecuada representatividad territorial será uno de los factores con mayor peso a la hora de confeccionar la nueva ejecutiva federal socialista, de acuerdo con todas las fuentes consultadas por este periódico. Por ello, entrarán en la dirección nuevos miembros del PSC-PSOE, además de Raimon Obiols, se mantendrá el gallego Salvador Fernández -pese a la escasa operatividad de los planes coordinadores de las autonomías diseñados por él-, entrará algún andaluz -se ha citado abundantemente el nombre de Carlos San Juan- y algún representante de Madrid, como José Acosta o tal vez Juan Barranco, pese a los recelos que este último suscita en medios próximos a Alfonso Guerra.

También se considera muy probable que el actual secretario general de Vizcaya, Ricardo García Damborenea, refuerce su papel, considerado esencial en Euskadi, entrando a formar parte de la ejecutiva federal y convirtiéndose así en lo que el sector más afín a Guerra considera que sería "un contrapeso a otras figuras", en clara referencia a Benegas.

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