Desde 1981 han muerto 88 soldados del Ejército de Tierra por incidentes con armas y explosivos, y resultaron heridos 406
El jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general José María Sáenz de Tejada, ha ordenado que en todas las unidades militares del Ejército de Tierra se impartan clases teóricas semanales para prevenir accidentes durante el servicio militar, ante la ya larga lista de graves sucesos que sé han registrado en los últimos meses (véase EL PAÍS de ayer). La principal preocupación del teniente general se centra en el elevado número de accidentes originados por el manejo de armas y explosivos. Desde el 1 de enero de 1981 hasta hoy han fallecido 88 soldados por este motivo. De acuerdo con las minuciosas estadísticas militares, sólo a lo largo de 1983 se produjeron en el Ejército de Tierra 91.998 accidentados por diversas causas. El contingente total del pasado año fue de 226.000 soldados, por lo que los accidentados suponen un 41,8%.
En esas cifras globales de accidentados se incluye a todos los soldados que requirieron asistencia médica por razones ajenas a enfermedades, y en ellas figuran, por ejemplo, 44.439 accidentados por caídas y 24.570 por el uso del equipo militar (rozaduras y otros efectos).La principal causa de fallecimientos han sido los accidentes de tráfico. Desde el 1 de enero del pasado año hasta hoy (año y medio) han muerto en esos sucesos 168 soldados. En el mismo período han fallecido nueve soldados por accidentes en maniobras militares. En las estadísticas, las columnas de datos más preocupantes para el Ejército, las relativas a los fallecidos por accidente, recogen la cifra de 96 en 1983. En los tres Ejércitos, la suma de muertos por ese motivo es de 169 soldados.
Vehículos pesados
La primera causa, cuantitativamente, en el origen de los fallecimientos son los accidentes de tráfico. A lo largo de 1983 se registraron en el Ejército 1.481 siniestros de circulación, a raíz de los cuales fallecieron 42 soldados, más otros dos en accidentes de ferrocarril. En este capítulo, las fuentes militares señalan que la falta de experiencia en la conducción de vehículos pesados es origen de muchos accidentes. No obstante, también han puesto de relieve que a lo largo del pasado año se elevó a 114 el número de soldados fallecidos mientras se encontraban de permiso, muchos de los cuales también murieron en accidentes de circulación al margen de cualquier actividad militar.La segunda causa originadora de accidentes mortales corresponde a los errores cometidos en el manejo de armas y explosivos, y éste es el capítulo que más preocupa al Ejército. La mayor parte de este tipo de accidentes (casi el 50%) se produce en el manejo del fusil de asalto cetme, que es el arma individual del soldado en el Ejército. Según un análisis realizado por el Estado Mayor del Ejército, el 55% de los accidentes con cetme registrados en 1983 y el 60% de los ocurridos desde el 1 de enero de 1984 hasta hoy se han producido durante los servicios de guardia.
"Circunstancias fortuitas e imprudencias", así como posibles suicidios o errores en la manipulación durante la limpieza de las armas, son las causas más habituales en este tipo de accidentes. Durante 1983 se produjeron 10 suicidios, a los que habría que sumar otros que, ante la duda, han sido considerados accidentes fortuitos.
Con respecto a los accidentes ocurridos en el manejo de pistolas (32 en 1983 y 17 en este año), alrededor del 30% se produjo durante la limpieza de estas armas, en muchas ocasiones por imprudencias cometidas por compañeros de las víctimas. En cuanto a los incidentes registrados en el manejo de explosivos y artificios, el origen de los sucesos se encuentra, por orden numérico de los accidentes, entre los siguientes: al proceder al lanzamiento de granadas de mano, en la manipulación de granadas y artificios, al recoger artificios encontrados en el suelo y al proceder a la destrucción de granadas falladas.
Como principales causas generales de los accidentes con armas, el Ejército de Tierra señala las siguientes: tener montada o alimentada el arma, manipularla de forma imprudente e innecesaria, falta de instrucción adecuada y errores de control en la recogida y entrega de las armas.
Suicidios
Al margen de estos accidentes, el Ejército ha comprobado también, a través de sus estudios estadísticos, el elevado número de suicidios anuales. Por este motivo, se han dado instrucciones para que se ejerza un minucioso control sobre los soldados que puedan presentar anomalías en sus comportamientos, a la vez que se ha ordenado que ninguno de esos soldados se incorpore a filas hasta que no se haya comprobado definitivamente su buen estado anímico.Las depresiones en algunos casos y los efectos del consumo de drogas en otros -según señala un informe interno del Estado Mayor del Ejército- han originado no sólo accidentes, sino, en otras ocasiones, suicidios. En 1982, en el Ejército de Tierra se suicidaron 12 soldados, y a lo largo del pasado año, 10.
Desde 1981, el Estado Mayor del Ejército ha enviado a todas las capitanías generales 14 escritos oficiales en los que se insiste a todos los mandos militares en que deben aplicar las normas de prevención de accidentes dictadas en los últimos años. Estas normas están contenidas en las siguientes circulares remitidas a todas las unidades: Potenciación instrucción armas individuales (5 de marzo de 198l), Accidentes armas de fuego (6 de julio de 1982), Estadística accidentes de armas de fuego (3 de diciembre de 1982), Circular 3141A (marzo de 1983), Normas para la prevención de accidentes con armas de fuego (junio de 1983) y Seguridad en el manejo de armamento (26 de octubre de 1983).
"Deberá insistirse en el conocimiento teórico y práctico del armamento individual inmediata mente antes de cualquier servicio de armas, y los comandantes de guardias, destacamentos y otros servicios se cerciorarán de que la tropa posee estos conocimientos, y en especial los soldados pertenecientes al último llamamiento incorporado", señalaba una orden del anterior jefe del Ejército, general Ramón Ascanio, difundida en diciembre del pasado año.
Las dos últimas órdenes para que en las unidades se insista al máximo en la prevención de accidentes fueron difundidas por el actual jefe del Ejército los pasados días 3 de abril y 22 de mayo. En la carta del 3 de abril, enviada desde la División de Inteligencia, se ponía de relieve que "el hecho de que casi ningún accidente se produzca en el curso de ejercicios de tiro o instrucción parece poner en evidencia que los mismos se producen, más que por una falta de preparación técnica en el conocimiento y empleo de las armas, por una ligereza y falta de responsabilidad individual en su manejo cuando el personal que las porta no se en cuentra encuadrado o está fuera de servicio".
"Entre los accidentes por armas de fuego ocurridos últimamente, dos de ellos se han producido como consecuencia de una manipulación imprudente y manifiesta irresponsabilidad, al ser empleadas como si de juguetes se tratasen, provocando la muerte de un cabo primero y herida en el pecho a un soldado", afirmaba el propio Sáenz de Tejada en la carta que envío a los capitanes generales el pasado 22 de mayo.
Miles de fracturas
De las consecuencias mortales de los accidentes sufridos en establecimientos castrenses o en actividades y maniobras de unidades militares, la más común a lo largo del pasado año fue la fractura de cráneo, origen de 24 de los 96 fallecimientos. Además de estos 24 soldados, otros seis fueron hospitalizados por fracturas de cráneo. Otros 112 soldados ingresaron en hospitales por fracturas de la columna vertebral; 196, por fracturas de huesos de la cara, y 1.534, por otras fracturas. Torceduras y esguinces se produjeron 18.488.Otros ingresos en hospitales se produjeron por las siguientes causas: 391, por traumatismos en la cabeza; 749, por desgarros y heridas abiertas; 116, por traumatismos internos del tórax y abdomen; 1.251, por lesiones superficiales; 83, por "efectos de un cuerpo extraño que penetra por un orificio natural" (sic); 62, por intoxicaciones, y 605, por otras lesiones no especificadas. En los casos de fallecimientos de soldados, el Ejército sufraga los gastos de traslados de cadáveres y de entierros. Asi mismo, los familiares del fallecido reciben una indemnización máxima de 100.000 pesetas y una pensión mensual de unas 12.000 pesetas. Si el soldado queda con lesiones que le impiden desarrollar un trabajo normal, recibe una pensión mensual media, como mutilado, de unas 33.500 pesetas.
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