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Familiares de 'desaparecidos' bloquean los cruces entre los dos Beirut

A los gritos de "Ala ajbar" (Dios es el más grande) y "Queremos hechos, no palabras", centenares de familiares de musulmanes desaparecidos durante la guerra en Líbano bloquearon ayer los cruces entre los sectores cristiano y musulmán de Beirut que el Ejército regular acaba de reabrir tras desmantelar durante tres días las barricadas y desactivar las minas abandonadas por las milicias."Estamos decididos a permanecer aquí", explica Wadad Hawalni, responsable del Comité de Padres de Desaparecidos, en medio de los neumáticos en llamas y de las alambradas colocadas en la calzada, "hasta que obtengamos la liberación de todos los rehenes de las milicias y explicaciones detalladas sobre la suerte de los cautivos que no sean devueltos con vida. No habrá reunificación de Beirut mientras este asunto no se resuelva", concluyó.

Tras 18 meses de inútiles y discretas gestiones, el movimiento reivindicativo de los familiares de secuestrados se echó a la calle el pasado jueves, y desde entonces su capacidad de movilización ha ido creciendo hasta el punto de impedir ayer el paso de automóviles y peatones por las tres avenidas, apenas reabiertas, que enlazan los barrios cristianos y musulmanes, además del tradicional cruce del museo, cerrado físicamente desde el viernes.

Apertura puerto y aeropuerto

Después de arduas negociaciones, los centenares de participantes en el bloqueo accedieron a retirarse durante unas horas del cruce del puerto, donde se formaron inmediatamente grandes atascos, pero la continuación anunciada de sus actos de protesta puede comprometer seriamente la apertura del puerto y aeropuerto de Beirut, prevista para hoy tras más de cinco meses de cierre.

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Provistos de piedras, alambres, alguna que otra pancarta en la que exponían sus reivindicaciones y de barras de hierro y palos para disuadir a los traseúntes que intenten pasar a toda costa, los manifestantes -en su mayoría mujeres de una cierta edad-, escoltados por milicianos chiitas desarmados y vestidos de paisano, tomaron posesión de la calzada poco después de las siete de la mañana bajo la mirada bonachona de los soldados musulmanes de la sexta brigada que controlan Beírut oeste.

Los padres de los desaparecidos cristianos, que al principio se sumaron a la protesta, desistieron desde el pasado fin de semana de participar en estos actos, dejando a los familiares musulmanes el monopolio de la reivindicación que algunos jefes religiosos chiitas alentaron, denunciando en sus incendiarias arengas a la muchedumbre concentrada en los cruces a unos cristianos que "se han rebelado contra el islam que les protegía".

La mayoría de las 2.500 víctimas de las desapariciones son musulmanes secuestrados por las fuerzas libanesas, pero los responsables de esta milicia han dado a entender en las primeras negociaciones sobre este delicado asunto que todo lo más podrán liberar a 120 prisioneros cuando se lleve a cabo el intercambio de rehenes, porque los demás "no pertenecen ya a este mundo".

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