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"Al catalán se le acepta bien como viajante de comercio, pero no como político", afirma Pujol

"En España se acepta bien al catalán como viajante de comercio, pero no tanto como político que quiere influir en todo el país". Con estas palabras, pronunciadas ante cerca de tres centenares de catalanes residentes en Madrid, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, concluía una jornada de presencia pública en la capital, recibiendo uno de los premios de Catalán del año, instituido por el Círculo Catalán de Madrid.

Por la mañana, Pujol presentó el libro Quién hizo el cambio, del periodista Federico Ysart, antiguo colaborador de Adolfo Suárez, y celebró un almuerzo con informadores, durante el cual afirmó que en estos momentos está en peligro la aportación de Cataluña al diálogo entre las instituciones. También declaró que se siente muy tranquilo respecto de la querella interpuesta contra él y otros ex directivos de Banca Catalana."Cataluña tiene necesidad de proyectarse; los países pequeños sólo acaban de consolidarse si se sienten con ánimo de lanzarse a la aventura exterior", dijo Pujol anoche durante el acto de entrega de premios. También habló de la voluntad catalana de proyección a nivel "nacional y aun internacional". Hablando ante una audiencia compuesta mayoritariamente por socios del Círculo Catalán de Madrid, diputados de la Minoría Catalana -era patente la ausencia de diputados catalanes socialistas, algunos de los cuales, sin embargo, asistían a una fiesta de entrega de los premios Pablo Iglesias un piso más abajo-, Pujol deseó "que seamos capaces de sumar más que de restar".

El presidente de la Generalitat minimizó "incidentes coyunturales" para asegurar que se siente optimista para realizar esta labor integradora.

Tan sólo el presidente del Senado, José Federico de Carvajal, dentro de un plano estrictamente institucional, aportó una dimensión socialista a un acto claramente dominado por simpatizantes de Convergéncia i Unió y Alianza Popular (estaba presente el ex candidato aliancista a la Generalitat, Eduard Bueno).

Junto con Pujol recibieron los premios de catalanes del año el presidente del Colegio de Abogados, Antonio Pedrol, quien no pudo reprimir la tentación de hablar de las ventajas del proyecto de ley de Colegios Profesionales, que pronto será enviado por el Gobierno a las Cortes; Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional, quien acabó pidiendo un aplauso para el equipo nacional de fútbol que hoy se enfrentará a Francia; Rafael Termes, presidente de la Asociación Española de Banca, quien, hablando en batalán, pidió una "leal colaboración" para con el resto de los pueblos de España.

El último premio correspondió a Carmina Virgili, secretaria de Estado de Universidades e Investigación, único miembro del Gobierno que estuvo presente, y quien aceptó la distinción en nombre de los catalanes que hacen patria desde la actual Administración.

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