Miguel Ivars
Un artesano del mueble de estilo entrega su a fábrica a los trabajadores antes de cerrarla
Miguel Ivars, de 76 años, ha preferido regalar la fábrica de muebles que heredó de su padre en Benissa (Alicante) a los 42 empleados de la factoría, antes que cerrarla. Sus cuatro hijos, que no quieren continuar en el negocio y están bien situados, le dieron la idea cuando les anunció que "no puedo más, quiero retirarme". El industrial ha rechazado, previamente, la oferta de compra de un británico.
Ivars es un hombre con buena salud y enamorado de un oficio que poco a poco se está perdiendo. La fábrica que ahora pretende ceder a sus empleados fue fundada por su padre en 1898. Allí no existe la cadena de producción; la talla de maderas nobles con incrustaciones de marquetería es lo habitual y atiende encargos del mueble a medida.El industrial de Benissa tomó la insólita decisión hace 15 días, en el transcurso de una de las reuniones que viene celebrando con elcomi té de empresa y representantes de la Unión General de Trabajadores, ante el anuncio de un posible cierre. Ivars desechó la posibilidad de que sus trabajadores pasaran al desempleo como triquiñuela para hacerse con unos millones con los que comprar la fábrica.
"Les dije: '¿Qué vais a conseguir con eso, catorce o quince millones? Pues ahí los tenéis. Es vuestro". El viejo artesano tiene prisa desde que hace un año murió su socio "de toda la vida", su hermano, José. De repente sintió prisa y cierta angustia por el futuro de un trabajo tan querido y prestigiado en todo el mercado nacional. Los descendientes de sendos hermanos tienen otras ocupaciones e Ivars pensó que no tenía futuro el negocio familiar.
La cesión se ultimará en los próximos días y la sociedad limitada Sucesores de Ivars Hermanos "pasará a ser propiedad de un grupo de 30 trabajadores que se han animado a continuar. La empresa está saneada y su producción se mantiene. El año pasado obtuvo unas ventas de 70 millones de pe setas. El dueño de la fábrica regala el registro de la firma y las existencias en maderas nobles y muebles semiacabados, valorados globalmente en 20 millones de pesetas.
La vieja nave continuará siendo de su propiedad, aunque aclara que "el alquiler será modesto, de acuerdo con sus posibilidades" Los planos de las tallas Luis XVI o la famosa cama española de influencia portuguesa del siglo XVII, copia de la que se exhibe en el Museo Victoria y Alberto, de Londres, pasarán a los nuevos dueños
Hace unos meses Ivars tuvo un candidato para la compra de la fábrica, un británico, para el que valoró las existencias e inmuebles en 70 millones de pesetas. "Pero nosotros formamos parte de la historia de Benissa", explica, "y estos chicos pertenecen a la tercera generación de trabajadores que comenzaron con mi padre".
Son como una gran familia perfectamente compenetrada. La escuela de tallistas -"mire, nosotros continuamos haciendo las tallas del grueso del tronco, no pegándolas como se hace en la actualidad"- y el taller de rejilla donde los asientos se hacen a mano con el clásico bambú, han formado un equipo único de especialistas.
Ivars es socarrón cuando explica cómo su único hijo varón decidió seguir la carrera de Farmacia antes que continuar con la tradición familiar. "Fue la mamá, a las mujeres siempre les gusta mucho eso de las carreras, la que le impulsó a seguir estudios. Luego", continúa, "ocurrió que hizo las milicias en Tenerife, de soltero. Y claro, ya se sabe lo guapas que son las canarias. De manera que ahora reside en Santa Cruz, muy lejos de todo esto".
"Yo sólo necesito para una cajetilla diaria de tabaco y para hacerme un vermut los domingos". La verdad es que no queda precisamente en la indigencia cuando explica que piensa vivir de la renta de varios apartamentos turísticos que posee en Calpe. Por otra parte, el temor al ocio lo descarta, porque seguirá acudiendo a la fábrica para orientar a sus nuevos dueños en la gerencia del negocio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.