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Gente

Aldo Goglio

, de 25 años, está perseguido por la policía italiana por ultraje a las costumbres y actividad comercial no declarada, como promotor del primer teléfono rosa de Italia, que fue clausurado el pasado viernes en Turín. Varios agentes irrumpíeron en un apartamento donde, desde 20 días antes, tres señoras, Luana, Serena y Samantha, todas ellas casadas y con la treintena cumplida, respondían a osadas preguntas de interlocutores masculinos con cálida voz y notable desparpajo. Serena ha dicho que recibieron más de 600 llamadas de hombres "que sufrían incomprensión en sus impulsos afectivos", y que, pagaban el equivalente a 1.800 pesetas por diez minutos de "ayuda a nuestro interlocutor en una actividad que, generalmente, se practica en solitario".

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