Enfrentamientos entre Juan Alcorta y el grupo Leiseur en la junta de Koipe

La junta de Koipe se celebró ayer dentro de un ambiente de gran tensión y claro enfrentamiento entre los accionistas franceses del grupo Leiseur Cotelle que representan el 49,9% del accionariado, y una buena parte del capital restante que mayoritariamente estaba representado por Juan Alcorta ex presidente de la entidad. En la junta ordinaria se aprobó el balance de la entidad durante el pasado año que arrojó 868 millones de pesetas de beneficio y el reparto de un dividendo bruto del 13%. Sin embargo, los accionistas franceses no aprobaron la memoria elaborada por la dirección de Koipe por considerar que los datos que se contienen en ella no responden a la realidad.Los accionistas franceses propusieron la retirada de todos los cargos que actualmente posee el presidente de la entidad, José Antonio de Urquizu y su sustitución por Vicente Salgado Villegas, que posee un total de 20.000 acciones de la entidad.

El grupo francés vertió duras críticas contra la gestión en Koipe, poniendo especial énfasis en los excesivos gastos financieros y el decrecimiento de la actividad aceitera de la empresa. El presidente actual José Antonio Urquizu levantó la junta extraordinaria sin que se sepa exactamente en estos momentos si la aprobación de las propuestas del grupo francés de sustituir a Urquizu por Vicente Salgado tiene validez jurídica o no. Durante el desarrollo de la junta extraordinaria que se celebró inmediatamente después de la ordinaria se produjo un continuo intercambio de opiniones contrapuestas entre Guy de Brignar y Juan Alcorta con intercambio de acusaciones mutuas de haber violado el protocolo firmado en el año 1980, cuando el grupo francés entró a formar parte del capital de Koipe.

Alcorta acusó al grupo francés de incurrir en grave responsabilidad al haber llevado a cabo la compra de Carbonell sin haberlo puesto en conocimiento de los accionistas de Koipe. De Brignar subrayó que esta operación se había realizado precisamente para favorecer los intereses de los accionistas de la compañía Koipe y paralizar que Carbonell pudiera pasar a manos de Unilever. Alcorta subrayó que Carbonell "es y seguirá siendo nuestro principal competidor, y Koipe nada tiene que ver con esa operación".