Un comportamiento propio de mercados bien educados

La bolsa se comportó ayer como una señorita de buena familia y respondió a las previsiones, evitando dar sustos inconvenientes a los inversores habituales. El ligero ascenso del índice general en 26 centésimas, que lo sitúa en el 121,61 %, supuso además conseguir el récord en lo que va de año.Pero, y esto ya parece una monótona letanía, las instituciones continúan sin emplearse a fondo, y los bancos, concretamente, bastante hacen con mantener su corro en una discreta bonanza, que no parece despertar el interés de los inversores. De todas formas, tampoco el papel hace excesivo acto de presencia, por lo que el objetivo último de las entidades -llegar en buenas condiciones a las juntas generales, que están próximas a realizarse- puede ser cumplido sin apenas problemas.

La sesión de ayer, antes de cuyo comienzo se adivinaba débil a causa de cierto desequilibrio entre el papel y el dinero a la vista, se salvó en buena parte gracias a la llegada de capital exterior a última hora, un porcentaje sustancial del cual venía de Suiza y Estados Unidos. Los extranjeros se aposentaron básicamente en valores eléctricos.

Este sector atraviesa un momento de buenas expectativas -en parte producto de la reunión de Londres y del año climático-, casi paralelo a la tranquilidad de las petroleras, al comprobarse que los vientos de guerra en el golfo Pérsico parecen controlados. Así, no es de extrañar que Petromed haya dado una buena lección de resistencia y de salto hacia adelante, al apuntarse ayer otra subida de ocho enteros.

También habría que hablar de El Águila, que ayer truncó su marcha ascendente al perder tres enteros, sin que las cábalas que suscita este valor hayan tenido por ahora la menor confirmación. Pero los inversores de a pie parecen desconfiar de entrar en una batalla de grandes pesos.

A nivel general, la inyección extranjera permitió que las realizaciones de beneficios, que fueron importantes, pudieran ser absorbidas por el mercado sin mayores problemas, impidiendo no sólo el descenso de los cambios, sino impulsando discretamente hacia arriba a algunos valores o fijando la resistancia de otros.

Porque en verdad el dinero continúa haciendo subir el índice general sin emplear demasiada pólvora. La ganancia de 1,26 puntos en el índice durante la sesión del miércoles se consiguió con un volumen de contratación de 1.061 millones de pesetas. Esto demuestra la relativa artificialidad del momento presente.

Y es que, al lado de la indecisión de las instituciones, el dinero de provincias, según se lamentaba ayer un experto, continúa también sin llegar. A pesar de que este año (menos mal) se dejan sentir más levemente las necesidades de liquidez propias de los últimos días de plazo para presentar la declaración de los impuestos de la renta y del patrimonio.

Pero no hay que perder de vista que el mercado está perdiendo la fuerza impulsora de jornadas anteriores, aunque continúe mostrándose muy resistente y haya aguantado bien las subidas que se vienen registrando desde el lunes pasado. Por ello no habría que extrañarse si hoy, en la sesión que cierra la semana, las repeticiones y cierto estancamiento fueran la nota dominante.