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La norma 23

Si la vergüenza es, en primera instancia, una turbación del ánimo que suele encender el color del rostro, bien puede aplicarse a la norma 23 dictada por el Consejo de Administración de RTVE sobre publicidad infantil: "Los anuncios dirigidos a los niños deberán inspirar la acción creadora, despertando y fomentando sentimientos estéticos y de sociabilidad, así como interesar al niño por el mundo que le rodea".Las normas básicas de admisión de publicidad en RTVE es el único documento digno de consideración que los doce consejeros han elaborado. En realidad, su único trabajo, 11 páginas, efectuado en un año de mandato por un órgano de RTVE que tiene un presupuesto suficiente para hacer un buen telefilme de ficción. El Consejo está orgulloso de que TVE sea la televisión pública europea con mayor techo de permisividad en cuanto al volumen de publicidad autorizada: hasta un 10% del total de la programación. El Consejo no se cuestiona el problema fundamental: si es ético que el niño sea utilizado como instrumento y reclamo de consumo ante las personas de quienes más depende.

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Si la vergüenza, según la Academia, tiene relación con obligar a que "haga públicamente una habilidad cuando tiene cortedad o desconfianza de desempeñarla bien", no cabe duda que la citada norma del Consejo exige de la publicidad lo que la programación infantil de TVE no ofrece inspirar acciones creadoras, fomentar sentimientos estéticos y de sociabilidad.

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