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España mejoro su defensa para no dar opciones a Suecia

Luis Gómez

España mejoró su defensa para que Suecia no resultara candidata a reeditar sorpresa alguna. 21 puntos de diferencia final resultaron más que suficientes, aunque se despreciara la opción a rebasar la treintena. Díaz Miguel no parece partidario de apabullar al contra no porque prefiere una clasificación para Los Angeles con un mínio de derrotas. Hoy, a las 20.30 lloras, jugará ante la RFA.España se limitó a impedir que Suecia constituyera un obstáculo porque tampoco es recomendable para una primera potencia mostrar demasiadas flaquezas y con Ceder ánimos a los aspirantes. Los suecos, así, sólo pudieron alcanzar un empate a doce a los cinco minutos, con la defensa española aún en frío. En el resto del encuentro los seleccionados españoles se limitaron a un control del juego y a una presión inicial en la segunda parte, un ensayo con todo, por otro lado, para situar el marcador en los 20 puntos de diferencia y alejarlo de cualquier veleidad. Aunque la defensa funcionó mejor, el contraataque apenas brilló y hubiera sido necesario mostrarlo un poco más para que el público francés comenzara a calentarse las manos con el juego español. Sería ésta una especie de campaña de relaciones públicas interesante Suecia y España, ayer, aburrieron un tanto al personal con una victoria hispana inapelable, pero, ciertamente, sosa.

Jiménez lleva tres partidos incluido en el cinco titular. No es un cambio de planes, sino, quizás, la comprobación de que Díaz Miguel cumple lo dicho en lo referente a un mayor movimiento de banquillo. Ayer incluso efectuó un cambio de tres jugadores en la primera parte y en un momento en que no todo estaba resuelto. Fueron novedades ya constatadas en un encuentro en el que España no estaba dispuesta a confiarse. Los suecos, rubios, pero no excesivamente altos, disfrutaron de limitadas rachas en el acierto a canasta. Y su juego tuvo en el alero Margarity a su mejor jugador y en el pivot Feldreich a su elemento más inquietante. Aunque España mostrara una lógica tendencia a que Epi resolviera mayoritariamente los problemas ofensivos, esta vez Martín recuperó su acierto bajo la canasta y Díaz Miguel pudo introducir un sistema de control.

Aburrimiento

No había por qué sacar la batuta, por qué intentar el espectáculo, pero sí bastaba con ir siempre ganando con una distancia cómoda. La defensa cumplió en la primera parte con su intención de alcanzar tardíamente la octava personal. Así, al descanso se llegó con 50-42 y un desnivel de 9-14 en el cómputo de personales, todo ello con ventaja española.

Cuatro minutos de presión defensiva bastaron, iniciada la reanudación, para que un 64-50 indicara que la emoción iba a, estar ausente del encuentro. Se robaron balones, menos de lo deseable, pero se bloqueó con suficiencia el, juego ofensivo de los suecos, que tardaron, en muchas ocasiones, en lograr posiciones ortodoxas para el lanzamiento a canasta. No fructificó, sin embargo, el contraataque porque los balones eran desviados de su camino, pero no completamente interceptados. Ésta fue la faceta que ayer estuvo, ausente del juego español y que contribuyó a que el encuentro bordeara el aburrimiento. Los franceses aplaudieron poco y disfrutaron escasamente. Habría sido interesante haberlos regalado con inspiración latina. Pero todos se vieron más que satisfechos con que España ganara de 21 puntos a Suecia. Por último, Fernando Martín se convirtió en el jugador más completo del partido, aunque contó con la colaboración de De la Cruz, revaluado. Ayer, Díaz Miguel descansó poco porque, por la noche, vio una película para no dormir: el vídeo del RFA-Grecia.

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