El PSC y el PSOE
Me parece muy positiva la reflexión abierta en los medios socialistas catalanes sobre la identidad de su partido, su característica nacionalista y las relaciones que les vinculan al PSOE. Se trata del único camino para llegar a la clave de lo que pasó en las recientes elecciones autonómicas. La unificación efectuada al principio de la etapa democrática determinó que nadie pudiera saber el equilibrio real de fuerzas entre los posibles votantes del PSOE en Cataluña y los socialistas catalanes, y ese secreto de sumario quizá haya sido positivo para la izquierda y para Cataluña a la vista de cómo han sucedido después las cosas. Pero se ha Ilegado a una situación en que la despersonalización del PSC es tan grande -poco socialista, a la vista de la política económica que efectúa el Gobierno González, y poco catalán, a la vista de lo poco que ha plantado cara a la tentación loapizadora del ministro, De la Quadra- que solamente replanteando todo el esquema actual puede recuperar su sentido. El PSC debe ser eso: un partido socialista de Cataluña, hermano del PSOE, pero independiente de él, con capacidad de apoyarle en unas cosas y de oponérsele -y forzarle- en otras, con el objeto de que la dirección socialista a nivel estatal asuma el replanteamiento seudorrevolucionario de la España de las autonomías auténticas y de la descentralización efectiva. El primer requisito para ser y parecer un partido independiente es su presencia como tal en las Cortes, acabando así con la loapa, que ya machacó su identidad en el Congreso. El hecho diferencial catalán determina que el PSC no pueda seguir intentando estar equiparado a la rama que tiene el PSOE en Castilla-La Mancha o en Murcia. No verlo es apostar, de cara al futuro, por desastres que beneficiarán al Pujol de turno que se ponga delante. /
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