Inglaterra, muy superior a España, ganó en Sevilla
España tiene muy difícil la consecución del título europeo en la categoría sub-21. No sólo por el importante hecho de haber perdido el primer encuentro, el disputado en casa, sino principalmente porque Inglaterra dio la sensación de poseer mucho mejor equipo. Durante las tres cuartas partes del encuentro fue superior. España reaccionó al final, pero no en la medida suficiente como para haber merecido el empate.La fuerte lluvia puede ser esgrimida como excusa en favor de España. Excusa débil, pero excusa al fin. El campo resbaladizo, tal y como quedó anoche, es el ideal para el fútbol inglés, de pase rápido, desplazamiento largo y tránsito veloz del centro del campo, sin necesidad de demasiadas combinaciones para progresar en el avance. Los jóvenes de la selección sub-21 inglesa dieron ayer, durante gran parte del partido, una hermosa exhibición de ese tipo de fútbol, clásico y actual. La defensa sacaba el balón bien jugado y en un par de pases se plantaba arriba, donde la amenaza del goleador Hatley se hacía presente siempre al final de la jugada. En el minuto 8, el propio Hatley había enviado un cabezazo al palo y advertido muy seriamente de las posibilidades del equipo inglés.
España se veía desbordada Cuando cogía el balón se encontraba con el firme pressing de los ingleses, que quizá podría haber superado con cuidadas combinaciones de pases en el medio campo, pero ni el estado del terreno de juego ni un cierto agarrotamiento que se veía en los jugadores españoles permitían hacer esto. A pesar de que el centro del campo está formado por jugadores que tienen calidad técnica lo de anoche fue un fracaso total. Los ingleses se los comían literalmente en el medio campo, en el que robaban el balón y avanzaban en poderosas cargas, que terminaban rebotando al final en la seguridad de Zubizarreta y en la buena voluntad de la defensa.
La derrota llegó con un espléndido gol marcado por tl defensa Sterland en una centelleante arrancada al poco de empezar el segundo tiempo. Eso, la seguridad de que a la vuelta las cosas les irán todavía mejor y una natural prudencia en todos los equipos que van por delante en el marcador, hizo que los ingleses aflojaran algo. Cuando España lo advirtió, fue creciéndose poco a poco, empujada. además por la desesperación de una derrota que se veía próxima y por la inclusión de un hombre nuevo, Endika, delantero punta, que venía a sustituir a Marina, quizá el peor de una línea, la media, que estaba fracasando.
Con eso, la última fase del partido mostró una España un poco renacida. Se podía contar con la velocidad de Butragueño en los tramos finales, que ya se había podido vislumbrar durante el primer tiempo, y con el interés de todos los demás para alcanzar el empate, pero ello no alcanzaba para desmontar el, sistema defensivo inglés, bien armado. Los británicos esperaban atrás, seguros de su triunfo, y soltaban contraataques rápidos, casi siempre bien llevados por Chamberlain, uno de los tres mulatos del equipo, y que quizá sean lo más destacado del mismo. Al final, y a la vista de lo ocurrido durante los 90 minutos, no cabe quejarse del resultado.
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