Ventaja inicial de la oposición al presidente Marcos en Manila y probable victoria del Gobierno en el resto del país
Más de 50 muertos y 40 heridos, innumerables incidentes, como robo de urnas e incendio de colegios electorales, y numerosas denuncias de fraude marcaron las elecciones legislativas de ayer en Filipinas, cuyos resultados totales tardarán varios días en hacerse públicos. Según resultados parciales, no oficiales, el partido gubernamental, KBL, ganaba en la mayoría del país, pero los candidatos de la oposición iban a la cabeza en la capital, Manila.
Casi 10 horas después de haberse cerrado los colegios electorales, apenas se conocían resultados parciales, y casi siempre referidos a Manila y sus ciudades vecinas, que forman una aglomeración urbana de ocho millones de habitantes conocida como Metromanila.Los candidatos de la oposición, especialmente los de la coalición de 12 partidos agrupados bajo las siglas UNIDO (United Nationalist Democratic Organization), llevaban ventaja en la mayoría de los municipios. De confirmarse esta victoria, se trataría de un duro revés para el presidente Marcos, que, según informaciones aparecidas en la Prensa local, dio instrucciones a sus partidarios de que no quería ver ganar ni a un solo miembro de la oposición en Metromanila.
La mayoría de las víctimas mortales de la jornada de ayer se registró en enfrentamientos entre la guerrilla comunista del NPA (New People Army, o Nuevo Ejército Popular, de ideología maoísta) y fuerzas de la policía o el ejército. Diecisiete soldados murieron en la madrugada del domingo en una emboscada tendida por el NPA en el sur del país. En la provincia de Antique, un choque armado entre seguidores de dos candidatos causó nueve muertos.
El general Fidel Ramos, jefe de la policía, dio anoche las siguientes cifras oficiales de víctimas, que podrían ampliarse en las próximas horas: 41 militares o policías y 12 civiles muertos, además de 40 heridos. Ramos consideró "pacíficas" las elecciones de ayer, porque, según dijo, "hubo un porcentaje muy bajo de disturbios".
Entre los numerosos incidentes que se produjeron durante la jornada electoral destacaron los incendios de al menos tres colegios en distintos puntos del país y el secuestro de más de un centenar de urnas.
Marcos, que se mostró seguro de la victoria de su partido, el Kilusang Bagong Lipunan (KBL), o Movimiento de la Nueva Sociedad, dijo que el Parlamento elegido ayer tendrá como misión principal elaborar una nueva política económica para el país.
Negó Marcos que fuera a remodelar su Gobierno inmediatamente después de las elecciones, y no descartó que se tomaran medidas represivas contra los organizadores del movimiento de boicoteo electoral. Uno de éstos, Ramón Pedrosa, declaró a EL PAÍS que esperaba una redada policial contra la oposición apenas pasara la jornada electoral.
'Centros de boicoteo'
En Manila funcionaron ayer 29 centros de boicoteo, de forma análoga a los colegios electorales. Las personas que apoyaron el boicoteo se inscribían en un libro de registro y se les manchaba el dedo índice de la mano derecha con tinta.
En varios de estos centros no electorales de la oposición participaban muy activamente religiosas de diversas órdenes. Entre los carteles que decoraban las paredes resaltaba uno en el que se leía "No a las atrocidades militares". En vez de votar, los boicoteadores rellenaban una papeleta con varias preguntas, a modo de encuesta, entre las que figuraba si eran o no partidarios de la inmediata dimisión de Marcos.
El centro de operaciones del Movimiento Nacional de Ciudadanos por unas Elecciones Libres (NAMFREL) estuvo situado en el gigantesco gimnasio de un colegio de religiosos de La Salle. Con sistemas rudimentarios de computadoras y la entusiasta participación de decenas de miles de voluntarios, NAMFREL estuvo adelantando resultados no oficiales y, sobre todo, mantuvo informado al país ante el silencio y la lentitud de la comisión electoral oficial.
Entre las denuncias presentadas por los ciudadanos destacaron las referentes a personas armadas dentro de los colegios electorales, así como las relacionadas con intimidación de votantes por parte de caciques locales. Muchas personas denunciaron que la tinta empleada para evitar la repetición del voto se borraba fácilmente con acetona, alcohol o incluso con simple agua y jabón.
El presidente de la Comisión Electoral, Vicente Santiago, responsable de la compra de la tinta indeleble en Estados Unidos, declaró que "quizá alguien ha cambiado la tinta por otra normal" en algunos colegios, y aseguró que esta tinta había dado muy buenos resultados en otros países, como El Salvador.
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