Mercedes Jabardo

Tiene 47 años que no aparenta y una permanente sonrisa en los labios. Está divorciada y pronto verá casarse a la mayor de sus hijas, de 23 años -la otra tiene 14-. Esta mujer, que piensa que las cárceles no deberían existir, acaba de ser designada por el director general de Instituciones Penitenciarias, Juan José Martínez Zato, directora del nuevo Centro de Jóvenes de Alcalá-Meco. Será la primera vez que una mujer dirija una prisión de hombres y ella comenta que la mayor o menor trascendencia de este hecho tendrá que ver con la forma en que se desarrolle la experiencia. Porque, como dice, "el futuro dependerá mucho de cómo vayan saliendo las cosas".

Mercedes Jabardo lleva dos años al frente a la Cárcel de Mujeres de Valencia y dice que "la prisión es absolutamente negativa para cualquier persona" y que "hay que buscar otros modos de que cumplan quienes han equivocado su com portamiento social, algo que sea realmente útil, porque la cárcel, tal como está enfocada hoy, no sirve para nada, y si sirve para algo es para perpetuar la delincuencia".Precisamente por ello, Mercedes Jabardo ha intentado una labor tan difícil como que el establecimiento penitenciario a cuyo frente ha estado hasta ahora no parezca una cárcel. "Esta casa es muy siniestra", dice; "no se han hecho obras en ella desde principios de sigló, pero nosotros intentamos, a pesar de las condicones adversas, que la gente que entra sea tratada con la consideración de las personas humanas y tenga esperanza". Estos criterios e intenciones han servido, según la directora, "para que las internas no se sientan tan mal y tengan una cierta libertad, dentro de la falta de libertad que supone estar en un sitio como éste. Lo importante es que las personas que están en la prisión se sientan comprendidas, ayudadas por alguien, y creo que aquí lo hemos conseguido".

El mismo objetivo se plantea de cara a su nuevo destino: "El hábitat físico es muy importante y allí han hecho una prisión con polideportivo y una serie de instalaciones que hacen que reúna las condiciones óptimas para realizar bien ese trabajo. A veces los profesionales nos disculpamos con la excusa de que no tenemos los medios para desempeñar un determinado cometido. Estoy convencida de que en Alcalá vamos a hacer todo lo posible, y si no lo conseguimos es que somos muy malo".

El ambiente en la prisión de mujeres de Valencia es realmente distendido y las relaciones entre las internas y la directora son extremadamente cordiales. De hecho, Mercedes Jabardo dice que se lleva con las reclusas "maravillosamente bien".

La nueva responsable del Centro de Jóvenes de Alcalá-Meco nació precisamente en Alcalá de Henares, adonde ahora se trasladará con su hija de 14 años -la mayor se va a casar con un valenciano y se quedará en la capital del Turía-, pero confiesa que siente abandonar Valencia, donde ha estado 12 de los 17 años que lleva perteneciendo al Cuerpo de Prisiones. Su estancia en la capital valenciana le ha producido grandes satisfacciones. "Nos ha ayudado mucho todo el mundo, las autoridades, los vecinos.Cada año montamos una falla, vienen los vecinos y hacemos una semana fallera, como en todas partes".