Teléfono para todos
El plan cuatrienal concertado 1983-1986 de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), descrito por los autores de este trabajo en su artículo anterior, va a ser complementado por otro que cubra el período 1985-1988, cuyo proyecto de telefonizar España se describe en sus líneas generales en este segundo y último artículo. Las novedades en inversiones, personal, servicios y modernización del sector se revelan como fundamentales para el inmediato futuro económico español.
La aprobación del plan cuatrienal concertado 1983-1986 por parte del Gobierno vino a significar algo más que un simple visto bueno a un programa de actuación para unos ejercicios concretos, ya que con tal aprobación se abría la perspectiva de elaborar un plan 1985-1988 dinámico e innovador.Desde esa nueva panorámica, el plan contendrá los elementos típicos de una planificación integrada.
Así, el plan de expansión de los servicios habrá de desarrollar una estrategia de telefonizar España en un plazo de tiempo prudencial y tras el cual todo ciudadano esté en condiciones de acceso a un teléfono sin tener que recorrer grandes distancias, esperar no menores demoras o pagar cuotas de conexión diferenciadas dependiendo de dónde esté su hogar. Por otro lado habrá que seguir incorporando nuevos servicios y facilidades en la perspectiva de un concepto de red con muchas más potencialidades de comunicación, integración y transporte de informaciones que las que encierra la finafidad más generalizada de la conversación telefónica.
Pero para ir a ese nuevo concepto de red habrá que ir a una modernización de infraestructuras que transforme una planta analógica básicamente, de capacidades limitadas, en una planta digital mucho más versátil y capaz. Esta actualización tecnológica supone orientar las inversiones no sólo por la adquisición puntual de equipos, sino también desde una estrategia de red que determine la finalidad del conjunto. Ello supone incorporar medios digitales a un ritmo creciente, pero implica incorporarlos con una perspectiva temporal que desborda el cuatrienio que habrá que reflejar en el plan.
Estas perspectivas de expansión y actualización de servicios, así como de modernización de infraestructuras, genera de inmediato dos resultados: uno, cómo acopiar los fondos necesarios para hacerlas posibles, y otro, qué equipos y servicios habrá que adquirir o contratar a lo largo del cuatrienio.
Un sector estratégico
A sabiendas de que desde un país como el nuestro los servicios deben servir de locomotora de una industria que tiene que competir en un marco hostil y desde posiciones no excesivamente sólidas, el plan 1985-1988 pretende que el plan tecnológico incorpore compromisos de desarrollos ya apuntados en el plan anterior, pero cuya realización dependía de la disponibilidad de medios para I + D, que en este plan deben estar totalmente operativos. Desde este aspecto, la compañía intensificará sus acciones en esa materia y colaborará a que los resultados de las reconversiones aludidas mejoren la competitividad de los productos españoles en otros mercados.
Para la industria de electrónica profesional, una vez superadas las dificultades de la drástica transformación tecnológica que está requiriendo la adecuación de sus procesos productivos a los nuevos productos de alta tecnología, equilibradas sus cuentas de resultados y don una sólida función exportadora y capacidad propia de innovación, un plan cuatrienial basado en la expansión de las redes digitales, nuevos servicios telefónicos, telemáticos y de videocomunicación y terminales de todo tipo puede representar la última posibilidad de no quedar descolgada de la expansión de la tecnología de la información que definirá nuestro próximo futuro.
Por último, pero no con menos importancia, las nuevas estrategias de red y la incorporación de nuevos medios demandará la formulación precisa de un plan de recursos humanos que abarque desde las políticas básicas de personal y plantillas hasta las más específicas de formación y actualización profesional.
Éste es quizá el plan más decisivo de todos, ya que de su correcta formulación va a depender que la gestión de la compañía, en unos momentos que cabe esperar e impulsar transformaciones tecnológicas profundas, esté a la altura de los tiempos o, por el contrario, falle en lo más esencial, es decir, en la incorporación a esa gestión de las personas que la protagonizan. Para que el plan sea operativo tiene que concertarse desde diversos ángulos y a la vez dejar establecidos unos cauces de gestión, seguimiento y control.
son directores de los departamentos de análisis y coordinación y planificación de inversiones de la CTNE.
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