_
_
_
_

La mala señalización del puente levadizo sobre el río causo la muerte de un automovilista en Sevilla

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

La deficiente señalización del puente levadizo sobre el Guadalquivir, con el semáforo oculto tras unos bidones y la barrera inservible desde hace tiempo, provocó la muerte del doctor Rafael López de la Manzanara, al caer con su coche al río, en el momento en que el puente se abría. El conductor, según todos los indicios, nada pudo hacer al no ser advertido del peligro.

Los responsables de tráfico del Ayuntamiento de Sevilla, que ayer estaban atendiendo la caseta municipal de la feria, no han facilitado ninguna versión oficial, alegando que se ha abierto una investigación y que el caso está sub judice. El diario El Correo de Andalucía denuncia, junto con fotografías que, en el momento de ocurrir él accidente, el semáforo intermitente que debía avisar de la apertura del puente estaba totalmente tapado por unos bidones de cemento instalados allí desde unas recientes obras de reparación.Por otro lado, la barrera para detener el tráfico no se utiliza desde hace tiempo, la iluminación era casi inexistente y la sirena es difícil de escuchar desde un automóvil

Rafael López de la Manzanara, ginecólogo de reconocido prestigio, se dirigía a su domicilio, a las cuatro de la madrugada, después de atender un parto en la clínica del Sagrado Corazón. En el momento de cruzar por el llamado puente de Hierro, éste se estaba abriendo, sin que, al parecer, nada le indicase el peligro. Incluso, la escasa iluminación, tanto en la parte móvil como en la inmóvil, y el color gris del puente facilitan que no se aprecie la maniobra de apertura. López de la Manzanara cruzaba por el tramo cuya inclinación es menor en un principio y, al parecer, sólo pudo intentar frenar cuando, al llegar al centro del puente, existía ya un desnivel aproximado de un metro y medio, suficiente para que el coche, finalmente, se precipitase al río.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_