_
_
_
_

Elisabeth Bouvia,

la joven norteamericana de 26 años, paralítica total, que pidió que la dejaran morir, para lo que inició una huelga de hambre hasta verse libre de lo que denominaba "mi inútil cuerpo", ha vuelto a comer, tras tres días de ayuno total, y ha brindado con vino por el fin de su búsqueda de la muerte. Un tríbunal de California decidió, las pasadas Navidades, que no podía exigir a los hospitales que la dejasen morir, aunque padece parálisis cerebral y sólo controla el movimiento de una de sus manos, que utiliza para conducir la silla en que se mueve. La joven solicitó que la mataran porque su enfermedad le impedía hacerlo por sí misma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_