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Elecciones autonómicas de Cataluña del 29 de abrilLOS CANDIDATOS

Obiols, disfrazado y con el partido a cuestas

Si hay una soledad más desagradecida que la del corredor de fondo, y si hay una desazón superior a la que experimenta un portero de fútbol enfrentado al castigo del penalti, son las que han vivido, en la etapa de recuperación de la identidad nacional de Cataluña, los catalanes empeñados en el doble compromiso de ser tales al mirar hacia Madrid, y en no perder el sentido de Estado al pisar Barcelona. Y en esas ha estado Raimon Obiols, un barcelonés nacido el año 40, antifranquista activo desde su juventud y geólogo por sus estudios.A principios de los setenta adquirió protagonismo dentro del ala izquierda del Moviment Socialista de Catalunya (MSC), colaborando estrechamente con Reventós en dos operaciones. Primera, la de atraer a miembros del FOC (como Serra y Maragall). Después, un doble acercamiento hacia la Federación Catalana del PSOE y hacia los socialdemócratas que rodeaban a Josep Pallach. Eso sería, en su conjunto, la gestación del actual Partit dels Socialistes de Catalunya. Respaldado por su imagen inequívocamente catalanista, Obiols pudo impulsar sin recelos. el acercamiento al, PSOE para descabalgar la posibilidad de cualquier tentación lerrouxista respecto a la inmigración.

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Es candidato a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, la mayor aspiración que le puede caber a un catalanista sin ambigüedades como él. Por otra parte, reúne en su persona las esperanzas de que haya un presidente de izquierdas. Y llevando esos dos elementos en el alma, el nacionalismo y la vocación de socialista, y sin que su personalidad encaje en absoluto con lo que en Cataluña se entiende por un españolista o un socialdemócrata, le está correspondiendo a él encajar los ataques que despierta la aureola centralista y la contemporización con la derecha que amplios sectores de la calle identifican, ahora y aquí, con el psoecialismo.

Pero no acaban ahí sus desgarros internos. En un momento en que el PSOE levanta desde Madrid recelos de aburguesamiento, aunque Obiols personalmente se ha resistido incluso al uso habitual de la corbata, una nube de asesores de imagen ha machaca do su autenticidad y se la han puesto, junto con un traje gris. Su aroma de rebeldía juvenil, tal vez su encanto más natural en una elección que le enfrenta a un señor redondo, mayor y convencional, ha quedado diluido por esos presuntos expertos en marketing.

La apariencia de sus líderes se ha convertido en el talón de Aquiles del PSC. Tanto cuando Narcís Serra se fue a Madrid como cuando Joan Reventós salió para París, hubo más preocupación por repeinar a Pasqual Maragall o por ponerle americanas a Raimon Obiols, que por encontrar el mensaje, ideológico que debía transmitir el partido a los electores. Y en la búsqueda de un Felipe catalán se han gastado energías que se han echado en falta a la hora de construir una oposición mas seria en el Parlament, a la de redactar un programa de alternativa (el que se está esgrimiendo en esta campaña es la cosa menos concreta de este mundo, antipujolismo genérico aparte), y a la de hacer valer el peso catalán -y no sólo el número de catalanes- en la política de Madrid.

Y es con un partido tan complejo a la espalda como Obiols, disfrazado físicamente de lo que no es Obiols, y acusado de pecados que él nunca ha cometido, pide el voto para sustituir a Pujol.

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