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Concluye hoy el plazo para que los españoles reclamen sus tierras en Guinea

El Gobierno de Guinea Ecuatorial intenta que España defina con urgencia su presencia, tanto a nivel privado como estatal, en aquel país. Hoy se acaba el plazo concedido para que los antiguos propietarios de fincas soliciten la devolución de sus tierras, que llegaron a ocupar el 80% de la superficie total de la isla de Bioko y que abandonaron durante el régimen de Macías. Una minoría ha presentado ya la reclamación; el resto perderá definitivamente sus derechos, aunque las autoridades españolas están intentando conseguir que, de forma extraoficial, el Gobierno ecuatoguineano alargue su plazo unas semanas más.

La situación de las fincas debe regularse para que el Banco Mundial conceda un crédito de unos 20 millones de dólares (3.000 millones de pesetas), del que un 65% irá a manos de los propietarios legales.El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, ha hecho un llamamiento, en unas declaraciones a un enviado especial de EL PAIS, para que los empresarios privados vuelvan a poner en explotación sus fincas y el Gobierno español reanude la cooperación económica. Obiang manifiesta que la concesión de nuevas prórrogas, iniciadas en 1979, va en detrimento de la economía nacional.

Algunos propietarios han regresado ya al país, como es el caso de la familia de Muñoz Cigala, dueña de una excelente finca de 1.500 hectáreas que en estos momentos ocupa el presidente Obiang, quien se ha comprometido a devolverla. Se ha anunciado el regreso, en persona o por entrega de poderes, de otros importantes finqueros y empresas, como Carlos de Arteaga y Martín -que posee 5.200 hectáreas-, Tabacos de Filipinas, la compania del conde de Gamazo, Pérez Portabella, la viuda de Fernández Cagigal y otros menores.

Este momento decisivo de nuestra relación con Guinea Ecuatorial, donde hace 15 años los propietarios españoles explotaban la mayor producción de cacao del mundo, coincide con el malestar manifiesto del Gobierno de Malabo por los resultados de la cooperación oficial entre los dos países, que, después de casi cinco años y un gasto de más de 15.000 millones de pesetas, no ha servido ni para reconstruir el país (que sigue sin tener luz eléctrica) ni para aumentar nuestra influencia política.

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Teodoro Obiang acusa al Gobierno español de administrar unilateralmente los créditos concedidos a Guinea Ecuatorial

Viene de la primera páginaEl presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, ha acusado al Gobierno español, en una entrevista concedida a EL PAIS (que será publicada este domingo), de haber administrado "unilateralmente" los créditos concedidos a ese país africano. Obiang se quejó también de que en esa colaboración sólo se hayan conseguido éxitos en cuanto a asistencia técnica, achacables en la mayor parte de los casos a los méritos de algunos cooperantes bien preparados en las áreas de sanidad, educación y agricultura, algunos de los cuales llevan varios meses sin cobrar.

Casi cinco años después del golpe de Estado que puso en el poder a un régimen proespañol, no hay en Guinea Ecuatorial muestras materiales de la fuerte inversión realizada. Los créditos españoles no han sido utilizados para construir hospitales, ni carreteras, ni tan siquiera han servido para asegurar el suministro de luz y de agua a la capital del país.

Las casas de los cooperantes son prefabricadas -aunque han costado alrededor de los cuatro millones de pesetas cada una- y hasta la propia Embajada de España se encuentra en un edificio prefabricado, con una apariencia de provisionalidad que molesta a las autoridades ecuatoguineanas.

También hay una profunda desconfianza del Gobierno de Malabo con los comerciantes y empresarios españoles, por la experiencia de los primeros meses del nuevo régimen, cuando éstos llegaban con grandes proyectos y recibían un crédito que cambiaban en el mercado negro para volver inmediatamente a España. El presidente Obiang manifestó que su Gobierno está intentando todavía la devolución de estos créditos. En el mejor de los casos, llegaron comerciantes para hacer dinero rápido y fácil vendiendo whisky y cerveza.

Esto puso el camino más difícil para los cerca de 50 empresarios españoles que trabajaban o empezaban a trabajar en Guinea Ecuatorial y que aseguran que su objetivo "es ganar dinero de la forma más honesta posible".

Condiciones difíciles

Las condiciones del país no son, sin embargo, las más adecuadas para obtener beneficios honestamente. A la inseguridad política del régimen de Guinea Ecuatorial, permanentemente amenazado por el clan de Mongomo, pueblo del que son originarios Obiang y la mayor parte de las personas influyentes del país, se suma la duda de gran parte de las autoridades españolas -entre ellas, según diversas fuentes, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán sobre la rentabilidad política y económica de permanecer en la ex colonia.

Tampoco las circunstancias económicas ayudan en un país en el que el Gobierno paga al cambio oficial de dos bikueles por una peseta, pero se obtienen divisas al precio real de 10-12 bikueles por peseta. El mercado negro, la falta de divisas, la inconvertibilidad de la moneda nacional, la falta de inversión y la carencia de mano de obra, entre otras razones menores, han descalabrado todas las reglas de una economía normal, y la corrupción es galopante. Un ministro ecuatoguineano gana alrededor de las 20.000 pesetas mensuales, que no alcanzan para satisfacer las necesidades alimenticias. Un bracero gana unas 1.500 pesetas, algo menos del precio de una caja de cervezas. Un huevo vale 60 pesetas y un pollo 800, siempre al cambio del mercado negro.

Los inversionistas españoles se encuentran también con el problema de que los ecuatoguineanos han perdido el hábito de trabajar, según reconoció el presidente Obiang, que alienta la importación de mano de obra extranjera, expulsada por Macías.

La corrupción tiene también bases políticas achacables a los ecuatoguineanos. La ausencia de resultados de, la presencia española, tanto en el terreno de la cooperación oficial como de la inversión privada, ha multiplicado el poder de los antiespañoles, los influyentes miembros del clan de Mongomo, que ejercen una presión constante sobre Obiang y minan los esfuerzos de una y otra parte para alcanzar buenas relaciones. Ejercen un control arbitrario sobre la ayuda española, que, en numerosos casos, ha sido utilizada en beneficio personal, según denuncian los propios ecuatoguineanos. Este poder paralelo aprovecha todas las oportunidades para poner dificultades a los españoles, y numerosos cooperantes han sido objeto de vejaciones en la aduana.

Casos como el asesinato de una monja española, el apaleamiento de dos marineros, las dificultades puestas a la televisión española y a la agencia Efe y numerosos robos a particulares no han podido ser aclarados, al estrellarse con la muralla de las personas influyentes.

Todo esto ha desmoralizado a los cooperantes y a los inversores. El presidente Obiang -a quien fuentes diplomáticas no españolas consideran "un proespañol sincero"- y autoridades españolas han intentado mejorar esto en los últimos tres meses, y "algo se ha conseguido", en opinión de algunos españoles. La representación diplomática española en Malabo considera indispensable hacer un último esfuerzo para salvar Guinea Ecuatorial, por una razón de prestigio de nuestra política exterior, porque puede ser una vía de penetración en África, porque hay propiedades españolas, una cultura y una lengua españolas y porque existen fuentes de riqueza a cuya explotación nuestro país puede cooperar.

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