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Reportaje:

Irán prepara el posjomeinismo

Las elecciones legislativas iranies de hoy, clave para el futuro político de la República Islámica

Los iraníes acuden hoy a las urnas para renovar completa mente los 270 escaños del Majlis, Parlamento unicameral de Teherán, principal órgano del poder legislativo de la República Islámica de Irán. Los comicios van a ser la primera clave para indagar el futuro de Irán cuando Sayed Musaví Ruhollah Jomeini, gran ayatollah, deje de ser el guía de la Revolución Islámica.

La nueva legislatura durará cuatro años. 1.350 candidatos, adscritos en su mayoría a organizaciones confesionales musulmanas, se disputarán las bancas. Sólo concurren 18 mujeres y nueve candidatos no musulmanes, de religiones dotadas de Libro Sagrado, como la cristiana, la judía o la zoroastriana, toleradas por los líderes islámicos. Podrán votar los iraníes mayores de 16 años.Los escaños a elegir permanecían ocupados, salvo los correspondientes a los diputados del Kurdistán, desde marzo de 1980. Entonces, el marco político era muy otro, con partidos políticos de corte convencional, con los poderes compartidos por clérigos y civiles y con un frenesí político henchido de vitalidad por la entonces recién estrenada revolución.

Hoy, el encuadre político es muy diferente. La guerra civil terminó con el aniquilamiento o el exilio de los que se declararon enemigos de la configuración que Jomeini daba a su república islámica. Las elecciones, que se celebran en una situación de guerra entre Irán e Irak, consumarán la plena islamización del poder legislativo, hasta ahora el más independiente de la influencia directa del clero.

En el Majlis quedaba hasta ahora el rescoldo representativo del primer fuego revolucionario, laico, plural y batallador, hoy concentrado en una sola llama. Lo demás, izquierda laica, progresistas, socialdemócratas, muyahidines o islamo-marxistas, ha quedado proscrito a sangre y fuego o, como los liberalnacionalistas del ex primer ministro Mehdi Bazargán, se automarginarán de las urnas.

A grandes rasgos, sólo concurre organizadamente el Partido de la República Islámica, en la práctica, partido único, que cuenta con el jefe del Ejecutivo, hoyatoleslam Sayed Alí Jamenei, como secretario general; con el también clérigo Musavi Ardebili, máxima autoridad judicial, como miembro de su comité central, y con el hoyatoleslam Hashemi Rafsanjani, presidente del Majlis, como poderoso dirigente. Rafsanjani, además, comparece a las elecciones en el primer lugar de todas las listas presentadas por las asociaciones islámicas y por los comerciantes, bazaris, de Teherán.

Sin embargo, y paradójicamente, la mayor parte de los candidatos que acuden a las urnas no se halla adscrita al PRI que creara el ayatollah Sayed Mohamad Bejesti, muerto con 73 de sus compañeros en el terrible atentado de la plaza de Bahrestán, en Teherán, en junio de 1981. Tampoco predominarán los candidatos a diputados que sean a la vez religiosos, contrariamente a lo que en un principio se creía. Fuentes de la oposición iraní en el extranjero aseguraban que todas las candidaturas pertenecerían a la Escuela Teológica de Qom, a la Asociación Clerical Musulmana de la ciudad santa chiita y al clero militante, supuesto negado desde Teherán.

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Instrucciones de última hora, emanadas, al parecer, del gran ayatollah Hussein Alí Montazeri, sucesor designado de Jomeini y director de la Escuela de Feziez, que agrupa a los 12.000 estudiantes de Teología de Qom., habrían impedido a los religiosos el copo masivo de las listas para el Majlis.

Estudiantes en la Línea del Imán

Lo más destacado de las candidaturas es la presencia de un sector identificado como Asociación de Universitarios de Teherán, que agrupa precisamente al poderoso grupo de los Estudiantes en la Línea del Imán, seguidores de Jomeini, la primera generación política heredera de la revolución, a quienes se atribuye el protagonismo en el secuestro de los rehenes norteamericanos el 4 de noviembre de 1979, que no fueron liberados hasta 444 días después. Esta tendencia presentará 30 candidatos en Teherán.

Los Estudiantes en la Línea del Imán, que contaban inicialmente con unos 400 miembros, componen la única tendencia genuinamente revolucionaria islámica surgida después de la llegada de Jomeini al poder, en febrero de 1979. Entre sus filas, 60 estudiantes fueron purgados presumiblemente por izquierdismo, unos dos centenares han muerto en el frente irano-iraquí y algunos de sus hombres más destacados, como Sheick Ol Eslami, Habibollah Peyman o Ahmad Azizi, desempeñan cargos de alta responsabilidad en diferentes ministerios.

Ol Eslami ha sido uno de los cerebros de la política exterior de Teherán; Azizi es el número dos del Ministerio de Asuntos Exteriores, y Peyman tuvo a su cargo la organización cultural de la prerrevolución. Maryani Entebar, que fue portavoz de los secuestradores de los rehenes norteamericanos, dirigió las organizaciones revolucionarias femeninas, mientras Morteza Musavi, otro destacado miembro del grupo, ha desempeñado papeles clave en organizaciones armadas y de seguridad.

Con todo, este poderoso grupo tiene personalidad política propia, ha hecho gala de un antinorteamericanismo muy acusado y su activismo exterior no puede menos que inquietar a las cancillerías occidentales y orientales, por ser depositarios de esa imprevisibilidad política que dotó a Jomeini de su gran fuerza.

Expectativas para el futuro

Los comicios de hoy constituyen un acontecimiento cargado de expectativas políticas y de gran importancia para configurar el curso del desarrollo político iraní en la transición a Jomeini, que los círculos hegemónicos de la República Islámica de Irán preparan cautelosamente.

Irán prepara el posjomeinismo

De la composición resultante del futuro Majlis dependerá la aceptación o el rechazo de las decisiones del Consejo de Expertos, Jobregán, a propósito de la sucesión de Ruhollah Jomeini, como guía de la revolución iraní, y de lo que sobre este decisivo asunto habrá de resolver, por su parte, el Consejo de Vigilantes.Los 12 miembros religiosos de este órgano con el ex primer ministro, ayatollah Mahdavi Kani, como hombre fuerte, configuran algo similar a lo que en otros sistemas políticos componen los tribunales constitucionales. El consejo vigila la concordancia entre las leyes discutidas por el Majlis y la charia, la jurisprudencia islámica, pero esta determinación de concordancia o desacuerdo ha sido, en todos los regímenes islámicos de los que se tiene memoria, el punto de litigio entre las distintas escuelas de interpretación del Islam, de las sectas y de las tendencias que han caracterizado -y, en numerosas ocasiones, desgarrado- al mundo musulmán.

Se sabe que no hay acuerdo sobre la sucesión de Jomeini. El liderazgo que a él se le atribuye es considerado por algunos como intransferible, y el desacuerdo político alcanza también a cuestiones tan decisivas como la de la reforma agraria, parcialmente ejecutada, o la de la nacionalización del comercio exterior, sobre el cual la iniciativa privada del bazar posee aún un amplio control.

El Majlis, Parlamento iraní, ha jugado hasta ahora un papel muy destacado en el debate político de la República Islámica de Irán como voz del pueblo llano que, a menudo, no estuvo en sintonía con la de los altos dignatarios. Al Majlis, se asegura, van a concurrir hoy sectores mayoritariamente afines a la opinión del poder, pero con la dificultosa tarea de expresar lo que el pueblo iraní, atribulado por la guerra, las restricciones materiales derivadas de aquélla y los ,excesos de algunos sectores hegemónicos, desea.

Si se tiene en cuenta la especulación según la cual algunos círculos dirigentes comienzan a disentir de Jomeini y de su entorno más próximo, e insinúan ya una salida negociada a la guerra con Irak, se puede modelar nítidamente la idea de que la etapas de agitación política y de conflicto social no parecen haber acabado para la República Islámica de Irán.

El reino de Dios prometido por Jomeini, sin conflictos y con la paz como meta lograda, dista mucho aún de ser conseguido en Irán. La presencia soterrada de profundos antagonismos y desgarramientos políticos, bajo estas elecciones y bajo cualquier manifestación política en Irán, así lo atestiguan.

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