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Consejo de guerra por la conspiración del 27-O

El presidente del tribunal no permitió interrupciones a los abogados

El presidente del consejo de guerra contra los implicados en la supuesta maniobra involucionista del 27-O -general de brigada Juan Castellanos, jefe de la Brigada Paracaidista- no permitió durante las sesiones de la vista celebradas ayer que los abogados defensores realizaran interrupción alguna del juicio. Castellanos mantuvo una actitud firme y serena, que fue valorada positivamente incluso por los propios letrados.La vista comenzó a las 10.40 horas, en una sala de unos 40 metros de largo por 8 de ancho. Los cuatro miembros del tribunal se situaron en una mesa al fondo de la sala, presidida por una fotografía del Rey y, en un lateral, por la bandera española; a la derecha del tribunal se colocaron el fiscal y sus ayudantes; a a izquierda, os abogados y los defensores militares; frente al tribunal, los relatores, y tras éstos, los cuatro procesados.

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A metro y medio de los procesados, de espaldas a éstos y a un nivel inferior en unos 50 centímetros al del lugar correspondiente al tribunal y a los procesados, se situaron los periodistas -unos 25-, sólo separados de los militares juzgados por una barandilla de medio metro de altura. Tras los informadores se colocaron varios observadores militares y cuatro familiares por cada procesado.

Comenzada la vista, el general Castellanos ordenó la lectura del apuntamiento, pero el letrado José Zugasti, defensor de Muñoz, dijo en ese momento que el tribunal no es competente para denegar la libertad provisional solicitada para los procesados. Agregó que el tribunal no se había constituido de acuerdo con la estricta legalidad, ya que faltaba un vocal suplente, y que el presidente debía tener una graduación superior al resto del tribunal. Los letrados Adolfo de Miguel y Antonio Hernández Griñó se sumaron a las palabras de Zugasti, pero no el cuarto abogado, José María del Nido, defensor del teniente coronel Juan Fernández Hidalgo.

El fiscal rebatió los argumentos del letrado, y el general Castellanos anunció que no permitiría más interrupciones, por lo que ordenó la lectura del apuntamiento. Ya en la sesión de la tarde, el presidente del tribunal tampoco permitió, como quería Adolfo de Miguel, que se saltara el orden habitual de lectura de las partes del sumario solicitadas por los abogados.

La jornada de ayer se consumió en la lectura de esas partes del sumario, ya conocido a través de los medios de comunicación hace varios meses, por lo que no se conoció ninguna novedad respecto a los hechos juzgados. El único incidente se produjo cuando una mujer madura, identíficada solamente como "viuda de un militar", llamó asesinos a algunos periodistas.

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