El Papa pide a las grandes potencias que renuncien al "equilibrio del terror"
Juan Pablo II dirigió ayer un llamamiento a las grandes potencias para que renuncien al "equilibrio del terror" mediante "una organización internacional más eficaz". El Papa hizo esta petición ante 16.000 militares de 24 países que se concentraron en la plaza de San Pedro para ganar el jubileo del Año Santo de la Redención.El Papa dijo a los militares, uniformados y con sus banderas, que "se puede ser buenos cristianos y buenos soldados" y que la paz puede ser servida con las armas.
Renovó Juan Pablo II la propuesta hecha hace 20 años por el Concilio Vaticano II para "que se cree una autoridad internacional competente que posea fuerzas suficientes para desalentar cualquier violación del derecho y, eventualmente, para restablecer el orden alterado".
Sugirió una "realización progresiva" de este ideal, que, según subrayó el Papa, "puede asegurar el recurso prioritario a negociaciones políticas, basadas en la razón y el respeto mutuo, y cuya credibilidad se vería reforzada por la presencia de serias garantías internacionales.
Juan Pablo II dijo que las fuerzas armadas "son necesarias para la seguridad de cada patria y para el bien común de la paz interior e internacional, de cada país y de la humanidad entera". El Papa pronunció estas palabras al concluir la misa concelebrada con los vicarios y provicarios de los 24 países representados en el acto jubilar.
En el curso de su homilía, el Papa afirmó que era necesaria para la paz mundial la "existencia de garantías internacionales" que protejan "la fuerza militar contra cualquier tentación hegemónica".
Al comenzar la misa el Papa polaco expresó su saludo a todos los militares presentes y su "homenaje a las banderas, que son el símbolo de la patria y un llamamiento constante a los sentimientos de orgullo, nobleza y altruismo que dan dignidad a la vida".
Entre los concelebrantes figuraba el vicario general castrense de España, monseñor José Manuel Estepa.
La representación militar castrense más numerosa era la italiana, con 12.000 hombres, seguida de la española, con 2.500 oficiales, suboficiales y soldados, encabezada por el teniente general Juan Antonio Vicente e Izquierdo, capitán general de la VI Región Militar.
