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CASTILLA-LA MANCHA

Un niño muerto y ocho heridos por una explosión de gas butano en Guadalajara

El niño de dos años, Joaquín Francés Olmedo, resultó muerto sobre las diez de la noche de ayer en su domicilio de Guadalajara al registrarse una fuerte explosión seguida de un incendio. El suceso ocurrió en el número 15 de la calle de Alcalá de Henares de la capital alcarreña, en un barrio conocido como El Balconcillo. Según los primeros indicios, el fuego se inició tras hacer explosión una bombona de butano que afectó a cuatro pisos del inmueble y causó un fuerte incendio en el domicilio situado en el piso inferior. Los bomberos de Guadalajara consiguieron poco después la extinción total del fuego y lograron rescatar, tras romper una reja de una ventana, a María Sanz, de 80 años, que estaba a punto de perecer abrasada.Otras ocho personas resultaron heridas de diversa consideración, si bien todas ellas estaban a las dos de la madrugada de hoy fuera de peligro, según informaciones recogidas en la residencia de la Seguridad Social de la ciudad castellana donde quedaban internadas tres personas, Palmira Olmedo Alonso, de 25 años, Santiago Hita Salgado, de 33 y María Sanz Aparicio, de 80. En la Residencia Sanitaria La Paz (Madrid) fue atendido el padre del niño fallecido, Joaquín Francés Hernández, de 28 años, miembro de los GEO (Grupos Especiales Operativos) que presta sus servicios en el cuartel que este grupo tiene en las cercanías de Guadalajara.

Además de los heridos citados fueron atendidos en la residencia alcarreña, Julio Magro Salazar, de 58 años; Ana María Vázquez López, de 28; Agapito Abanades Abanades, de 34 y el bebé Sergio Abanades Vázquez, de ocho meses.

El hecho de que la explosión se produjera en el domicilio de un miembro de los GEO motivó el temor de que pudiera tratarse de un atentado. Miembros del equipo de artificieros de la Policía Nacional se desplazaron a la zona y examinaron tanto el piso del agente como el situado en la planta inferior. Entre los restos del piso, totalmente destrozado, fueron encontrados miembros del cuerpo del pequeño que quedó brutalmente mutilado por la explosión.

La puerta del ascensor salió desplazada y cayó al hueco del ascensor; las puertas de las dos viviendas del segundo piso, donde, al parecer, se concentraron los gases de la bombona de butano, saltaron por los aires al tiempo que caían al suelo tabiques, muebles, cristales y techos. La paredes del ascensor se resquebrajaron y hasta los cristales del séptimo piso, de una casa de nueve, quedaron rotos. Los vecinos, al oir la explosión y ver cómo una llamarada iluminaba el patio, abandonaron la casa por la escalera a oscuras, produciéndose momentos de pánico.

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