Fuera de juego

El real decreto que prohíbe la reelección de los cargos federativos tras completar tres períodos electorales ha trascendido del ámbito de lo deportivo al de lo político. El Grupo Popular ya ha anunciado la posibilidad de presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la medida, calificada de "auténtico revanchismo" por su portavoz en el Congreso. El decreto ha despertado la indignación de todo un statu quo del deporte, que se creyó al abrigo de cambios, amparándose en su propia "autonomía". Pero esta autonomía funcional de las respectivas federaciones no puede significar un reino de Taifas, un reducto, un ámbito ajeno a la dinámica de la sociedad española.(...) Presentar como modelos de democracia, como han hecho algunos, a ciertas federaciones y la elección de sus dirigentes, es pasarse de rosca. Que los presidentes hayan sido elegidos, no quiere decir que en todos los casos lo fueran con igual grado de democracia. Todo poder lleva consigo una autolimitación, y en ésta debe incluirse también la temporal. La perpetuidad en un cargo, salvo por motivos excepcionales, no es conveniente.

La "maniobra" de Havelange para defender a capa y espada a Porta, que le ha llevado incluso a la amenaza de excluir a España de la FIFA, se acerca a lo grotesco. (...)

(...) ¿Qué sentido tiene hablar de representatividad en la elección del presidente de la Federación, cuando los verdaderos deportistas, los profesionales del fútbol (la AFE ha mostrado su satisfacción porque se vaya Porta) y los miles de practicantes vienen a ser poco más que convidados de piedra, frente al pequeño reducto de los "vips" que se habían creído "eternos" en sus poltronas? La opinión favorable a esa limitación temporal al ejercicio de los presidentes federativos ha sido muy bien recibida por los jugadores. He ahí un detalle suficientemente explícito.

31 de marzo