La muerte a tiros de un 'camello' que hirió a un policía divide al barrio de Caño Roto
La muerte de Francisco Fernández Deza, ocurrida el lunes en la calle de Borja, cerca del barrio de Caño Roto, por los disparos de un policía municipal, ha desvelado la conflictiva situación social que divide a los vecinos del barrio. Un grupo de ellos abucheó a los policías que dispararon contra Fernández Deza, mientras que otro grupo contempló el desarrollo de los hechos en completo silencio. Numerosos testimonios recogidos ayer, martes, coinciden en lamentar la muerte de una persona, pero sin dejar de reconocer que los habitantes del barrio vivimos atemorizados por la inmunidad con la que actúan los delincuentes, y nos alivia observar la presencia de la policía patrullando por nuestras calles".
Francisco Fernández se negó a ser registrado por los dos agentes de la unidad de Protección Ciudadana que le descubrieron cuando estaba vendiendo heroína a un muchacho, y esgrimió un cuchillo de monte con el que atacó a los agentes. Uno de ellos recibió un tajo de ocho centímetros en la pierna derecha, y fue atendido en el Hospital Clínico. Francisco Fernández recibió dos tiros, en el abdomen y en el tórax.Un grupo de vecinos negaron tal versión y señalaron que el presunto delincuente no iba armado y que intentaba emprender la huida cuando recibió los disparos. Los hechos fueron presenciados por casi un centenar de vecinos.
Por el contrario, numerosos vecinos insistieron ayer en señalar que las personas que protestaron por la actuación policial "coincidían en ser traficantes o toxicómanos o familiares de algunos de ellos. La gente del barrio que no apoya la delincuencia, sino que la sufre, está atemorizada por las bandas, algunas de ellas formadas por familias enteras. Hay delitos que no se denuncian, por temor a las represalias".
En la tarde de ayer unas 20 personas se concentraron ante el domicilio de un policía nacional que vive en la calle Nuestra Señora de Valvanera. El grupo, que durante un cuarto de hora coreó gritos e insultos contra el policía y su familia, se retiró cuando acudieron varios coches patrulla. Según parece, el agente, tras la muerte del presunto traficante, había discutido con varios vecinos al salir en defensa de los policías municipales.
José Ramón García, director de servicios de la Policía Municipal, afirmó ayer que el muchacho muerto tenía antecedentes como delincuente peligroso, y añadió: "Cuando Fernández Deza esgrimió el cuchillo no bromeaba. El tajo lo recibió el policía en la pierna, pero pudo ser en alguna parte vital. La policía no puede seguir actuando acomplejada".
Caño Roto es un barrio de algo más de 2.000 viviendas, de las que unas 500 no superan los 40 metros cuadrados de superficie habitadas por familias numerosas, con un elevado índice de paro.
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