El candidato a fiscal general de EE UU acepta una investigación especial
Edwin Meese, propuesto por el presidente norteamericano, Ronald Reagan, como nuevo fiscal general (ministro de Justicia) anunció ayer que aceptará una investigación especial sobre sus finanzas y otras polémicas actuaciones.Los vínculos político-financieros de la familia Meese colocan en un aprieto a Reagan, especialmente en un año electoral como éste. Meese, uno de los hombres que hace tan sólo unas semanas formó parte de la célebre troika presidencial de la Casa Blanca -junto con James Baker y Michael Deaver- encuentra graves dificultades en el Senado para conseguir la ratificación de su nombramiento como fiscal general. El propio Reagan aseguró ayer que "una investigación imparcial demostrará la integridad y dedicación de Ed en su larga carrera al servicio público".
Los escollos para la confirmación senatorial de Meese surgieron cuando la Prensa reveló que la esposa de Meese, Ursula, recibió en 1981 un préstamo, sin intereses, por valor de 15.000 dólares (alrededor de 2.250.000 pesetas) por parte de un amigo, Edwin Thomas, el cual consiguió, poco tiempo después, un puesto de trabajo en el Gobierno federal.
Meese deberá también dar explicaciones sobre unos 10.000 dólares de intereses (él afirma que fueron menos de 1.000) de los que no dio cuenta en su declaración fiscal de los años 1981 y 1982.
Otra de las dudas que existen sobre su gestión financiera se refiere a la forma, presuntamente irregular, en que obtuvo un préstamo de 400.000 dólares en 1981 para adquirir una casa en Washington, hasta tanto que consiguiese vender su residencia en California. Por añadidura, la irregularidad se vería reforzada por el hecho de que tres de los directivos bancarios que intervinieron en la operación, obtuvieron poco después importantes cargos en la Administración.
Algunos senadores quieren también determinar cual fue la intervención de Meese en la obtención de documentos secretos sobre la estrategia electoral del presidente James Carter durante la campaña electoral de 1980, cuando era jefe de la campaña de Reagan.
La situación se complica día a día, tras la información en la edición del pasado miércoles del diario The Washington Post, según la cual la esposa de Meese es también una de las accionistas de la firma Biotech, una de las raras empresas que en 1981 logró un aval del Gobierno federal para un préstamo de cinco millones de dólares (unos 750 millones de pesetas).
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