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Los jueces franceses dictan una leve condena, de multa de 2.323.000 pesetas, contra los patrones de los pesqueros vascos

El tribunal de primera instancia de la ciudad francesa de Lorient dictó ayer sentencia contra los dos patrones de los barcos españoles apresados el pasado día 7, en aguas de la Comunidad Económica Europea, que se considera moderada: cada uno de los dos procesados, Domeka Salabarrieta y Javier Aldazábal, pagarán 1.200 francos (23.000 pesetas) por su infracción de la semana pasada y 120.000 francos (2.300.000 pesetas) por otros delitos anteriores. El veredicto, rechazado como injusto por los procesados, es valorado como político por muchos observadores y, según el fiscal, quisiera favorecer el apaciguamiento.

En un clima expectante, con asistencia de varios españoles entre las 150 personas que siguieron la vista, el juicio se prolongó desde las ocho de la mañana hasta el mediodía. Poco después de esta hora, el presidente del tribunal de Lorient pronunció la sentencia que afecta a los dos patrones de barco juzgados: Solabarrieta, patrono del Valle de Atxondo, y Aldazábal, del Burgoamendi.Por los hechos acaecidos el pasado día 7, la pena total es de 23.000 pesetas para cada uno de los dos patronos. Además, tendrán que pagar 120.000 francos por cabeza, cantidad se atribuye al delito de faenar en aguas prohibidas durante los últimos tres meses. En efecto, el Valle de Atxondo en tres ocasiones, y en cuatro el Burgoamendi, habían sido sorprendidos en infracción de pesca. Esta multa no cuenta la presencia de los dos patrones en aguas comunitarias el pasado día 7, puesto que no pescaban en ese preciso momento.

El fiscal, Roger Tacheau, había pedido 160.000 francos de multa para cada uno y un año de prisión (menor o firme, a elección del tribunal) para Solabarrieta, por ser acusado de intento de abordaje. Tacheau, refiriéndose al delito de los pesqueros por faenar en aguas prohibidas, calificó a los españoles de "piratas de la mar", a lo que el abogado de los pescadores, Marcel Sabas, respondió después que "la vida de 16 hombres vale más que un cesto de pescado". Durante la vista, personas próximas a los acusados expresaron sus quejas por el hecho de que la intérprete francesa que actuó entre los pescadores y el tribunal no desarrolló su papel de forma muy eficaz, ya que denotó escasa preparación. En resumidas cuentas, la sentencia que ha castigado la in fracción cometida por los pesqueros españoles el día 7, se reduce a 1.200 francos de multa a cada uno de los dos patronos.

Testigos franceses

Los testigos franceses -agentes de aduanas, oficiales de la Administración marítima, miembros del barco que atacó, y el capitán del remolcador Centauro- tras darse a conocer la sentencia coincidían todos en su serenidad, eclecticismo y comentarios: "El veredicto ha sido la voz del derecho, y no la voz de la calle; hay que calmarse". El abogado del consulado general de España, Abraham Hassan Cohen, que asistió al juicio como observador, dijo: "Es una sentencia justa". El abogado defensor de los patronos españoles, Marcel Saabas, señaló: "Es una buena justicia". Los dos procesados no manifestaron los mismos sentimientos, y, de manera más vehemente, Sala barrieta exclamó: "Es una sentencia rotundamente injusta, porque tenemos derecho a ganar el pan. Si en el Mercado Común comen dos veces al día, nosotros queremos comer una, por lo menos. La única falta que hemos cometido es la de navegar en aguas comunitarias". Interrogado sobre la posibilidad de que siga pescando en la misma zona, Salabarrieta respondió: "No me pregunte usted eso, porque hay mucho asesino suelto a nuestro alrededor".También se le pidió su opinión sobre la eventualidad de que el ametrallamiento del miércoles de la semana pasada estuviese relacionado con otros contenciosos franco-españoles, al margen del de la pesca (el comunitario o el vasco). Salabarrieta comentó: "No oigo hablar más que de eso, y sin duda nosotros hemos sido los conejillos de indias que hemos servido para ensayos que conciernen a problemas de más envergadura, mucho más altos". Su abogado defensor, Saabas, rechazó de plano toda implicación de otro orden: "Ésta es una sentencia de justicia, y de política no quiero saber nada". Una mujer, juez de profesión, asistente al proceso, ratificó: "Lo ocurrido se debe a que los franceses ya, estábamos hasta la coronilla de tanto prevenir sin ser escuchados".Las acusaciones de la Justicia contra los patrones eran triples en el caso de Salabarrieta: pesca en aguas prohibidas, fuga para evitar una inspección del barco de guerra atacante, y, la más grave, intento de abordaje; es decir, posibilidad de una colisión que podría haber causado víctimas. Aldazábal sólo fue acusado de las dos primeras faltas. A la postre, el tribunal castigó únicamente con 1.200 francos el intento de fuga.

El fiscal fundó su actuación contra los acusados denunciando un delito ejemplar que debía castigarse, pero resaltó también que había que contemplar un deseable clima de apaciguamiento. El abogado defensor, en opinión de los expertos, hizo la única defensa posible. "He venido a defender a dos pescadores" que no se detuvieron a pesar de las advertencias repetidas "porque ellos se sentían pescando en su casa, en aguas que entienden que les pertenecen por derechos ancestrales", dijo. Incluso citó a Cervantes, a la isla de Barataria y a su gobernador Sancho Panza, para defender a sus dos clientes vascos.

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Según Jon Gangoiti, diputado por Vizcaya del PNV, que asistió como observador al proceso (de igual manera que el vicecónsul general, Herminio Morales), el Gobierno de Madrid no pagará las multas, ni la fianza de 130.000 francos, requisito este último necesario para que puedan retomar a España los barcos y sus tripulaciones. "Al menos es lo que dice por ahora el Gobierno", precisó Gangoiti. Madrid costeará los desperfectos de los barcos, los gastos de los heridos, los del juicio y los de la eventual apelación de los condenados, tema este último también en litigio entre los interesados.

A la vista del cariz que ha adquirido este asunto, Francia pudiera acabar lavándose las manos ante un contencioso histórico París-Madrid, que quedaría enmarcado en otro contencioso protagonizado por Madrid y por Vitoria.

Un portavoz del Banco Exterior de España en París dijo ayer que esta entidad está dispuesta a prestar las cantidades exigidas a los patrones de los barcos españoles, con el fin de que se les permita regresar a Ondarroa.

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