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Las relaciones bilaterales Madrid-Ottawa, reducidas a los conflictos de pesca

El ambiente de crisis política abierta en Canadá tras la retirada del primer ministro Pierre Elliot Trudeau no influirá en el clima de buenas relaciones bilaterales que existen entre España y Canadá durante la visita por tierras canadienses del rey Juan Carlos y la reina Sofía. Entre otras razones, porque las relaciones bilaterales entre ambos países son escasas en comparación con otros países europeos, aunque aumentaron en los últimos años. Están también excesivamente polarizadas en los litigios de pesca.

Canadá, con sus 24 millones de habitantes, grandes recursos naturales y una política exterior personalizada -cuyo contexto puede variar tras la salida de Trudeau-, no recibió gran atención por parte de los Gobiernos españoles en el pasado. Primero debido a la dictadura, que mantuvo las relaciones bilaterales un tanto en la nevera por parte de Canadá. Después la transición se vio con gran simpatía. Y actualmente el Gobierno socialista del presidente Felipe González parece dispuesto a un tímido estímulo de unas relaciones bilate rales en las que la visita de los Reyes abrirá nuevas puertas, a riesgo de que no sean seguida de otros pasos de la Administración española.El potencial que ofrece Cana dá para el comercio, la cultura y la cooperación está casi inexplorado por España, cuyas relacio nes exteriores parecen resistirse a salir de las corrientes tradicio nales con Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, aunque estén

justificadas por el peso de los intercambios o las influencias políticas.

"España no cubre sus posibilidades en Canadá"

Pesca, comercio, enseñanza del español, intercambios culturales y turismo forman el núcleo de las relaciones de España hacia Canadá. Para los canadienses España tampoco representa un país prioritario, aunque la óp tica ha variado desde la llegada de los socialistas al poder, el acceso de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y con las perspectivas para el ingreso en las comunidades europeas."Hay mejor ambiente", dicen en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Ottawa, "a la hora de tratar los conflictivos asuntos de la pesca". "Pero", añade Julie Loranger, directora del Departamento para Europa Sur, "somos muy rígidos en el capítulo de la conservación de especies". Canadá se queja de que, en alguna forma, la flota española no aplica siempre las normas de pesca que desea Canadá en la zona de la plataforma continental canadiense a la hora de pescar. En virtud del acuerdo de pesca de 1976, válido para 10 años, Canadá concede cupos anuales a España, en porcentajes que oscilan alrededor de las 5.000 toneladas anuales. En contrapartida piden que España importe más productos de la pesca canadiense. El hecho de que España entrase recientemente en la Organización de Pescaderías del Atlántico Norte (NAFO) facilita el ambiente en unas negociaciones bilaterales de un problema sin solución: Canadá quiere guardar sus recursos y España desea pescarlos.

En materia de comercio la evolución de los intercambios está prácticamente estabilizada desde hace varios años", comentan en el Departamento de Comercio Exterior. Debido a la crisis económica, que incidió en el consumo, el comercio no ha tenido gran incremento, con los lógicos altibajos de crecimiento en la parte española, debido a la revaloración del dólar canadiense respecto a la peseta (120 pesetas/dólar canadiense en la actualidad, contra 68 pesetas/dólar en enero de 1981).

En 1983 España vendió a Canadá por valor de 20.554 millones de pesetas y compró por va lor de 23.590 millones de pesetas, según cifras oficiales del ministerio español de Economía y Hacienda.

En total un déficit de balanza comercial para España de poco más de 3.000 millones de pesetas.

Del avión F-18A al cine

"España no cubre las posibilidades de mercado que ofrece Canadá", dice Pierre Alerie, del Departamento de Comercio Exterior, horas antes de tomar el avión para Madrid, en compañía de un grupo de hombres de negocios canadienses. Para Canadá el mercado español tiene una dimensión europea. Los empresarios apuestan por la entrada de España en el Mercado Común. De momento, lasinversiones de Canadá en España son escasas, aparte la destilación de bebidas, pasta de papel, aluminio y bancos canadienses establecidos en España.

Durante la visita de los Reyes, a quienes acompañará el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, España y Canadá firmarán dos acuerdos. El primero en materia de cooperación en seguridad social (lo que repercutiría en beneficio de la colonia española instalada en Canadá, cifrada en unas 35.000 personas). El segundo, sobre producción cinematográfica, lo que podría estimular las coproducciones o la realización de filmes canadienses en España. Es probable que haya también intercambios de cartas de intención destinadas a mejorar las relaciones culturales.

Otro aspecto importante de la visita podría encaminarse hacia la cooperación militar. Canadá compró a Estados Unidos 120 aviones F-18A, del mismo modelo que los 72 adquiridos por España para su programa FACA. El Rey visitará en Vancouver una de las bases donde ya son operacionales los F-18A y se habla de una futura colaboración hispano-canadiense, en virtud de la cual España realizaría el mantenimiento de los aparatos F-18A que las fuerzas aéreas canadienses mantengan en Europa, dentro del marco de la presencia de tropas aliadas en el conjunto de la OTAN. No en vano se habla en Ottawa de una eventual visita a Canadá, para el otoño próximo, de Narcís Serra, ministro español de Defensa.

En lo cultural, en la Embajada de España, dirigida por el embajador Antonio Elías, se quejan de que, "hay pocos medios económicos" para estimular la presencia de la cultura española en Canadá, aunque el terreno está muy abonado, como demuestra el éxito de recientes exposiciones, la existencia de departamentos o secciones de español en 43 universidades y unos 50.000 estudiantes del idioma.

En definitiva, Canadá y España parecen ir descubriéndose mutuamente, pero con gran lentitud y reservas. Los canadienses, poco interesados en asomarse al mundo exterior, tienen escasos vínculos con España. Los españoles parecen dedicar toda espar su atención al potente vecino del sur de Canadá, Estados Unidos, olvidando las peculiaridades y el potencial inexplorado de Canadá. Algo que la visita de los Reyes podría ayudar a cambiar, a riesgo de que pase lo que en otras visitas, tras las cuales, acabados los actos oficiales y protocolarios, no hay ninguna continuidad.

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