!A mi legion!, opereta cuartelera
Pocas películas españolas de la inmediata posguerra han sido tan observadas por los críticos jóvenes como A mí la legión (1942), al encontrar en ella numerosas muestras tanto de las constantes del cine épico del momento como de las inquietudes privadas de su director, Juan de Orduña. Este fue, sin duda, uno de los baluartes de Cifesa, y no sólo por haberse responsabilizado de buena parte de aquellas películas históricas y barbudas (Locura de amor, Agustina de Aragón, Pequeñeces, La leona de Castilla, Alba de América), sino por una buena serie de títulos inocentes que, en opinión del propio autor eran intentos de "comedias al estilo Lubitsch, que estaba de moda: una especie de alta comedia al estilo americano, con la que conseguí algunos éxitos".A mí la legión es un título a caballo entre ambas tendencias. De un lado es, obviamente, una nueva exaltación militarista en la que la legión, según escribe Julio Pérez Perucha en un certero análisis del filme, "presenta un carácter agudamente cerrado e inaccesible al exterior, en el que la sociedad aparece como involuntariamente intrusa y alejada de la dinámica tribal de sus miembros". Pero de otro lado, es una comedia,, una opereta más exactamente, con "grandes bailes y trajes muy bonitos, que es lo que gustó tanto a la gente", según declaraba su actor principal, Alfredo Mayo.
Melancófico romance
En esa mezcla de géneros, Pérez Perucha descubre aspectos, curiosos per contradictorios, no siendo el menor de ellos "su desaforado tinte homosexual" que casi convierte "lo que parecía plantearse como una historia de amistad y camaradería entre Mauro (Julio Peña) y El Grajo (Alfredo Mayo) en un bello y melancólico romance". Para confirmar su punto de vista, el crítico cita distintos pasajes de la película: los abrazos y revolcones de sus protagonistas, los esbozados desnudos, el papel asexuado de la intérprete femenina y la verborrea del gracioso del filme, Miguel Pozanco, en alguna de sus desvergonzadas frases de doble sentido.Esta nueva lectura podía transformar a ¡A mí la legión! en una interesante muestra de las contradicciones y rarezas del cine español de la época, aunque algunas de ellas quedaran ya sugeridas en ¡Harka! emitida con anterioridad, y dos veces, en el programa La noche del cine español. En cualquier caso, su interés reside, al menos, en que esta "curiosa mezcla de zarzuela cuartelera, filme de intriga y exaltación patriotico-militar y que, parece, sobre todo, un esbozo en bruto de los delirios que posteriormente exhibiría el realizador", según la define Francisco Llinás constituyó un importante éxito de público. A pesar de lo cual, Juan de Orduña se quejaba de que nunca le hubieran dejado hacer la película que quería: "unas veces por obligaciones políticas de la empresa, otras por razones de conveniencia comercial, otras por la censura, otras por los guiones que me imponían".
¡A mí la legión! se emite hoy en La noche del cine español, a partir de las 20.35 por la segunda cadena.
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