'Mac' es un artista
Hablar de John McEnroe es un placer. Mac es un artista, un jugador inimitable, el único que ha roto los, moldes del gran sacador y del jugador de fondo.Su talento e imaginación le permiten realizar jugadas y angulaciones que crean problemas insolubles a su contrario. Tiene una décima de segundo de ventaja sobre los demás para poder pararse a pensar la siguiente jugada.
McEnroe, como Lendl y a diferencia de Connors y Wilander, no deja ninguna opción a sus rivales. No les deja jugar. McEnroe tiene un promedio de primeros servicios muy alto, y apenas deja resquicio para la sorpresa cuando tiene el saque. De esta forma consigue presionar a sus rivales sobre su servicio, en el que se deciden los partidos. Si a esta tremenda presión se añade la gran anticipación y el extraordinario timing -control del golpe con antelación-, se convierte en un jugador prácticamente imbatible. Con él, todo el mundo juega fuera de ritmo, que es lo que todos los jugadores buscan imponer.
En su servicio merece destacar su tremenda aceleración final de brazo que, unido al impacto adelantado y a su extraordinaria muñeca, le permite, con el mismo gesto inicial, cambiar de ángulos y pronunciarlos de tal manera que en muchas ocasiones se resta fuera de la pista.
Las condicionds físicas excepcionales que reúne -gran rapidez, resistencia y poder de recuperación, así como un extraordinario juego de piernas- son los cimientos que fundamentan todo lo que le hace distinto.
McEnroe tiene mentalidad de campeón, de ganador. Quiere ganar todos los puntos en juego, lo que hace que no tenga altibajos y pueda rendir al máximo todo el partido, a la vez que obliga al contrario a no tener ni un momento de respiro.
Juega mejor cuando más lo necesita. Tiene el valor suficiente de intentar lo más difícil cuando el partido entra en las fases más comprometidas. Entonces juega más rapido y con más puntos ganadores. Su prestancia y seguridad en si mismo, que el contrario es el primero en percibir, son un hándicap adicional.
Lluis Bruguera es entrenador de Fernando Luna y Joan Aguilera.
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