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Ángeles López

Presidenta del Grupo de Abogados Jóvenes del Colegio de Madrid

Antonio Pedrol, presidente del Consejo General de la Abogacía, dice de ella, con el toque astuto y no exento de paternalismo que le caracteriza, que "razona con una seriedad y madurez que casi sorprende en proporción a su edad". Sus compañeros la califican de trabajadora, tenaz, luchadora inflexible en los temas de derechos humanos y, quizá, un poco inocente. Ángeles López, Nines, 27 años, presidenta del Grupo de Abogados Jóvenes del Colegio de Madrid, tiene un algo de Mafalda y otro poco de Quijote, y cuando se lleva un rato hablando con ella casi sorprende que proceda del anarcosindicalismo y no de la ORT o de cualquier rama de la progresía cristiana de los años setenta.

Detrás de sus gafas de miope, Nines López conserva unos ojos de niña que acompañan a su claridad de ideas y a la voluntad inquebrantable de llevarlas a la práctica. Su voz es tan poco agresiva que podría decir cualquiera de los tacos con que adereza su conversación en una sala de juicio sin que pestañeara, por desacato, señoría alguna. Dice que su forma de trato es "muy coloquial, casi un poco cheli," y su insistencia y machaconería en defender lo que cree justo llegan a tal punto que Diego Martínez Valbuena, uno de los jueces del controvertido caso del asalto al bar San Bao, recientemente fallecido, le dijo en un juicio: "Mira, chica; como eres tan peleona, te voy a proponer un indulto para tus clientes".Nació en Benavente (Zamora), en una familia de seis hermanos. Con un padre propietario de varios camiones de transporte y una madre dedicada a sus labores, Ángeles López se enfrentó a la disyuntiva de cursar Derecho o Medicina, "cosas muy idénticas, ambas útiles a la sociedad". Las matemáticas tuvieron la culpa de que Nines resolviera su dilema por la vía de la justicia.

Cuando acabó la carrera, a los 22 años, empezó a ejercer, casi cabe decir que lógicamente, en las ramas de laboral y, sobre todo, penal. "El ejercicio del laboral ha sufrido una crisis ideológica, porque el movimiento obrero ya no existe. Cuando empecé, un despido motivaba la solidaridad de los compañeros. Ahora, como laboralista, eres sólo un gestor del desempleo. En cambio, la gente del Derecho Penal es la más desvalida socialmente; son sujetos que, por mucho que hayan infringido la ley, se encuentran con que el peso vengativo de la sociedad es muy superior a su delito".

Habla de la necesidad de que el abogado se humanice en su trato con el cliente, de lo deseable que sería eliminar la parafernalia de la administración de la justicia -"¿te imaginas a todos vestidos de negro, colocados en un plano más alto, hablando en argot? Al justiciable le parece estar viendo una película"- y de su obsesión por los problemas de las cárceles, en las que, "desde que está Zato en la dirección general, se mantiene más la legalidad".

El Grupo de Abogados Jóvenes que preside Ángeles López, está empeñado, entre otras cuestiones, en la lucha contra la corrupción, "que ya combatió la junta que nos precedió, que no sólo es la astilla, sino el amiguismo o la falta de responsabilidad tanto del funcionario como del abogado que entra en esa dinámica", y en la desaparición de las jurisdicciones especiales. Afirma que conceden enorme importancia a la vigilancia de la asistencia letrada al detenido. "Nos parece inconstitucional la discriminación que la ley hace con los supuestos terroristas. El plan ZEN pide que se sospeche del abogado que defiende a los presuntos terroristas. Esto es peligrosísimo y discriminatorio".

Aunque Ángeles fue de los primeros abogados que denunciaron los malos tratos en la cárcel de Herrera de la Mancha, no podrá asistir al juicio contra los funcionarios, que comienza el martes. "El fiscal me ha citado como testigo y me ha hecho polvo, porque me pierdo la vista, después de currármelo cantidad".

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