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Cierre general de comercios en las principales ciudades de Cataluña

El cierre de comercios y establecimientos convocado ayer en Barcelona por la Coordinadora en Defensa de la Seguridad Ciudadana fue generalizado en toda la ciudad. Las excepciones fueron mínimas y se cumplieron a rajatabla los horarios acordados por los diferentes gremios. En el resto de Cataluña la protesta tuvo igualmente una incidencia importante, mucho más acusada en las poblaciones del cinturón barcelonés.

Según los organizadores, la acción de protesta fue seguida por el 100% de los comercios y servicios de Barcelona. En la ciudad de Lérida cerraron sus puertas el 90% de establecimientos comerciales; en la de Gerona, el 70%; y en la de Tarragona, un porcentaje muy inferior. En el cinturón barcelonés la jornada de protesta por la inseguridad ciudadana fue secundada por la mayor parte de los comerciantes de las principales ciudades. Alrededor del 95% de los comercios de las poblaciones de Cornellá, Sant Boi, Sant Feliu de Llobregat y Molins de Rei permanecieron cerrados.

La protesta -gestada entre tensiones políticas durante toda la semana- se inició pidiendo mayor protección y seguridad ciudadana y terminó por exigir al Gobierno una marcha atrás en las recientes reformas del Código Penal y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. La protesta se desarrolló sin ningún incidente. No hubo presiones ni contra los que habían cerrado por parte de las autoridades, ni contra los pocos que abrieron por parte de los gremios. En casi todas las persianas o escaparates se exhibía un cartel impreso por la coordinadora con el lema Basta de inseguridad ciudadana.

La ciudad amaneció en un estado de letargo, inusual en un día la borable desde hace decenas de años. Excepto las panaderías que cerraron a las 12 horas y las farmacias de guardia, los comercios barceloneses no abrieron sus puertas a la hora habitual y los diferentes gremios respetaron los horarios acordados con la Administración. Las pastelerías no abrieron hasta las 11 horas. Los restaurantes, bares y hoteles reanudaron sus servicios a las 12 horas y los garages y aparcamientos abrieron, en general, a las 13.30 horas. Las gasolineras cerraron de 11 a 12 horas.

Por la tarde, trabajaron las farmacias y los establecimientos de venta al detalle y empresas de servicio al público. Los quioscos cerraron a las 18 horas. Los mercados centrales y de zona, los comercios de alimentación en general, las agencias de viaje y las joyerías cerraron todo el día.

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El presidente del Consejo de Gremios lamentó que el alcalde de Barcelona no se hubiera puesto al frente de la protesta, como representante de todos los ciudadanos, y criticó las presiones municipales que intentaron infructuosamente que los puestos de venta de los mercados no se sumaran al cierre. El Gobierno Civil de Barcelona, por su parte, destacó "la gran importancia de la acción y la tranquilidad y falta de tensiones con que se han llevado a cabo los cierres".

A pesar de los intentos del Ayuntamiento y del Gobierno Civil por evitar el cierre de los mercados, en la creencia de que si éstos no se sumaban a la protesta muchos pequeños comerciantes no la secundarían, el paro en los mercados municipales fue total. En los 39 existentes en la ciudad, únicamente abrieron tres puestos de venta de los 10.200 que existen.

Entre los establecimientos que no secundaron la protesta destacan los dos grandes almacenes que posee El Corte Inglés y todas las empresas expropiadas al holding Rumasa, como Mantequerías Leonesas, Loewe y Galerías Preciados, entre otras. La cadena Simago, con varios establecimientos en Barcelona, prolongó incluso su horario y no cerró al mediodía. Curiosamente, tampoco se sumaron al cierre los establecimientos bancarios y las cajas de ahorro, uno de los sectores más castigados por los delincuentes.

El éxito de la convocatoria es atribuido a que el 80% de los establecimientos de Barcelona son explotaciones familiares sin trabajadores asalariados. El cierre de comercios no afectó de forma destacada a la población, que se aprovisionó la víspera.

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