El Barcelona alcanza su primera final de Copa de Europa

El Barça lo consiguió. Por vez primera en su historia, el cuadro azulgrana estará en la final de la Copa de Europa de baloncesto. Después de haber vencido en todos los partidos del Palau y con un triunfo en Limoges, no es necesario esperar al desplazamiento de la próxima semana a Israel, para reservar los billetes a Ginebra, para el 29 de marzo. Aupado por un público entusiasta, el Barcelona superó ayer en todo a la Jolly de Cantú. Los italianos han perdido en una semana la imbatibilidad de ocho años en su cancha ante el Banco di Roma y la posibilidad de sumar un nuevo triunfo europeo a los nueve que han conseguido en los últimos 11 años. El Barcelona jugará la final. El Banco de Roma es el otro gran candidato. La Jolly lo tiene materialmente imposible y el Bosna está ya fuera de juego.El ambiente era de gran ocasión. La primera jugada no pudo ser más favorable al Barcelona. El balón lanzado al aire por el árbitro principal, Jahoda, fue rebotado a las manos de Sibilio que, sin pensárselo, se escapó y esmachó la primera canasta. De salida hubo defensas individuales con los mismos emparejamientos: Solozábal-Marzorati; Sibilio-Inocentin; Davis-Craft; Starks-Brewer y el tan esperado Epi-Riva.

Los nervios pueden decidir un partido de esta categoría y el Barcelona tardó cinco minutos en conseguir sacárselos de encima. Era cuando la Jolly dominaba 4-10. Sibilio, con siete canastas consecutivas, era quien mantenía la fuerza del Barcelona en el marcador. Gianni Asti, técnico del equipo italiano, pidió su primer tiempo muerto a los seis minutos y medio, cuando su equipo perdía 17-14.

Los italianos trabajaban mejor en ataque y sus bloqueos dejaban solos bajo el tablero barcelonista a sus jugadores. El Barcelona tenía dificultades en la parte baja de su zona defensiva. Este problema era compensado, en esta fase, con continuos aciertos en ataque. Hubo un par de minutos prodigiosos para el equipo de Antoni Serra. Les salía todo. Fue su primera escapada. Ganaban 29-19. Asti pedía el segundo tiempo muerto a falta de nueve minutos para el descanso.

La Jolly se colocó en zona 2-3, y con Bargna por Craft, que había cometido ya tres faltas personales. Serra tardó tan sólo dos minutos en pedir tiempo muerto, porque la distancia se reducía (33-28). La tercera falta de Riva coincidió con el paso a zona del Barcelona, que no lograba meter balones a sus pívots en la zona italiana, especialmente a Davis, que se partía materialmente la cara con sus rivales. En su segundo tiempo muerto, Serra tuvo que utilizar papel y bolígrafo para dibujar las nuevas instrucciones.

En los minutos finales de este período sólo la actuación del siempre discutido en Cantú, Bargna, aguantaba a su equipo. Marzorati no lanzó su primer tiro hasta el minuto 17. Su primera parte fue tan mala como la del americano Craft. Al descanso se llegaba con 49-45 para el Barcelona. Podía pasar todo.

Con los mismos cinco del inicio del partido y con zona en las dos defensas, empezó el segundo período. En los primeros minutos, los italianos fallaron ostensiblemente en el rebote defensivo. Asti no ponía remedio a los fallos de sus hombres y el Barcelona aprovechaba cuatro errores consecutivos en rebotes para mantener las distancias, 55-49.

Esa fase, que pudo ser decisiva, pasó sin problemas para los locales. Ambos conuntos fallaron cinco ataques consecutivos. Tras 10 subidas y bajadas de increíble emoción, el marcador no se había movido, pero Craft y Marzorati ya tenían cuatro faltas personales. Gianni Asti se vio obligado a pedir tiempo muerto a los siete minutos, después de que, en los dos anteriores, el Barcelona hubiera bordado su baloncesto. Fue la segunda escapada (65-55).

En plena euforia, Serra sustituyó a Solozábal por Seara. El base titular había cometido cuatro faltas personales y no era cuestión de arriesgar. La reacción del público fue encantadora. Corearon su nombre para darle confianza. La Jolly apretó pero no ahogó.

El minuto 11 de esta segunda parte resultó decisivo para la suerte del partido. Asti cometió el error de tener sentados en el banquillo a Craft, Marzorati y Riva. Y el Barça logró la escapada definitiva, 76-61. Al Barcelona sólo le quedaba un reto: mantener la calma. Y lo logró.