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La policía investiga el posible secuestro del industrial barcelonés Raimundo Gutiérrez

Un importante industrial textil barcelonés, Raimundo Gutiérrez García, de 46 años, casado, padre de tres hijos, se halla en paradero desconocido desde el pasado fin de semana. La policía no descarta que el empresario haya podido ser secuestrado, ya que, al parecer, la familia ha recibido una carta de los supuestos autores de la acción, acompañada por una foto del industrial, en la que se ve a éste leyendo un periódico del pasado domingo. La carta recibida por la familia no concreta, sin embargo, ninguna solicitud de rescate, y sus autores se limitan si comunicar que transmitirán nuevos mensajes a los familiares.

Uno de los hijos del industrial desaparecido negó anoche a la agencia Europa Press que se tratara de un secuestro, aunque no aclaró en qué datos basaba su negativa, ni mencionó la carta que según diversas fuentes ha recibido la familia.Las investigaciones policiales, que corren a cargo del grupo sexto de la Brigada Regional de la Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, estaban ayer en un punto caracterizado por la comprobación de datos personales y profesionales de la presunta víctima, así como de sus familiares y profesionales más próximos. Juan Miguel Cabré, representante legal de la empresa Ramani, propiedad de Raimundo Gutiérrez y de sus hermanos Nicolás y Mariano, explicó ayer que no quería hacer ningún tipo de declaraciones sobre "la extraña desaparición de Raimundo".

La policía ha iniciado sus investigaciones actuando como si estuviera comprobado que se trata de un secuestro, por temor a que se repita el caso de María Teresa Mestre, que inicialmente fue considerado por algunos sectores como un simple montaje, pese a la insistencia de sus familiares en que se trataba de un secuestro, tal como acabó comprobándose de manera trágica.

Los pocos datos que existen sobre la desaparición de Raimundo Gutiérrez García indican que el pasado jueves abandonó la sede social de su empresa, situada en la calle de Trafalgar, número 36. Nadie más volvió a verle. El viernes llamó a sus familiares por teléfono, pero el sábado y el domingo la familia dejó de recibir noticias.

El pasado lunes, una carta depositada en el buzón de la empresa sacó de dudas a sus familiares. El texto escrito por los presuntos secuestradores estaba acompañado de una fotografía polaroid del desaparecido, en la que éste aparece leyendo un periódico del domingo y con un aspecto externo normal. Un texto autógrafo del propio desaparecido afirma que se encuentra secuestrado, y, aunque los autores de la acción no piden ningún rescate, amenazan con represalias si el caso es denunciado a la policía. Los familiares, sin embargo, acudieron de inmediato al juzgado de guardia, donde denunciaron el caso.

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Empresario polémico

Considerado como uno de los industriales textiles barceloneses más importantes, Raimundo Gutiérrez tiene, al parecer, bastantes enemigos personales, fruto de su audaz política empresarial. Fuentes del Gremio de Detallistas, al que pertenece el desaparecido, informaron ayer a este periódico que "Raimundo Gutiérrez es un empresario normal, cuyos negocios no presentan ninguna irregularidad a primera vista". "Vendía prendas con etiqueta propia, pero esto lo puede hacer cualquier persona que pague un incremento del 25% sobre la licencia fiscal de comercio", añadieron las citadas fuentes. No obstante, para otros sectores textiles, una parte de las prendas que comercializaba era de fabricación propia dentro del terreno de la llamada economía sumergida, puesto que su empresa no estaba registrada como fabricante textil.Las mismas fuentes aseguraron que "como industrial lo desconocemos, y la única información que tenemos de Raimundo Gutiérrez son sus abundantes pedidos a talleres del sector", señalaron fuentes de la confección. Otro medios consultados dijeron que el empresario secuestrado manejaba mucho dinero en efectivo, que pagaba al contado, y le gustaba llevar sus negocios de forma directa.

Otros proveedores del secuestrado confirman que es una de la pocas personas que abona sus pedidos al contado y, al mismo tiempo, señalan que es un comerciante hábil. Raimundo Gutiérrez se dedica básicamente a hacer de intermediario entre detallistas y fabricantes. Además de ser el propietario de la firma Ramani contaba con una red de boutiques en Barcelona y la Costa Brava.

El empresario secuestrado había alquilado dos plantas de los desaparecidos almacenes El Águila, sitos en la plaza de la Universidad de Barcelona, antes de que se produjera el incendio que los destruyó. Los mencionados almacenes se encontraban cerrados a consecuencia de un pleito y Raimundo Gutiérrez llegó a un acuerdo con los síndicos de la quiebra.

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