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Se celebran los XIV Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo

Sorpresa y rentabilidad

Cuando Sarajevo fue elegida sede de los Juegos de Invierno de 1984, en la reunión del Comité Olímpico Internacional (COI) de Atenas, en 1978, la sorpresa fue general. No le costó superar a Sapporo (Japón), que se presentó demasiado pronto a la reelección, tras organizar los Juegos en 1972, pero fue toda una aventura dar la nueva sede a una ciudad que apenas tenía nada construido en comparación con la italiana Cortina d'Ampezzo (aunque ésta había organizado ya los de 1956) y la sueca Falun, mucho más preparadas. Sin embargo, era la oportunidad del COI para volver a lanzar invernalmente a los países del Este.El reto también venía de Sarajevo y era doble: económico y deportivo. En este último caso, conviene no olvidar que en la ciudad privan el baloncesto y el fútbol. Económicamente, fue el empuje personal de Tito, croaca, pero síntesis de todo el mosaico yugoslavo, el decisivo.

A finales de abril de 1983, después de más de dos años de discusiones, las seis repúblicas y las dos provincias de Yugoslavia llegaron a un acuerdo para ayudar a la organización de los juegos. De los 5.500 millones de dinares concedidos por la Asamblea Nacional, unos 8.000 millones de pesetas, la República de Bosnia-Herzegovina se comprometía a pagar el 85,5%, es decir, unos 4.700. El resto, las otras repúblicas y provincias y el Estado Federal yugoslavo en sí. El costo total de los Juegos, previsto en un principio en 25.600 millones de pesetas, se había reducido a 21.600; en parte, al frenarse algo la inflación galopante del país, y, también, porque se hicieron menos inversiones de las programadas.

¿Cómo se iba a conseguir amortizar los 13.600 restantes? En primer lugar, tras un referéndum popular, muy lejos de ser unánime, se aumentaron un 5% los impuestos de la población, a la que también se ha pedido durante cuatro años un 1% de sus salarlos, ya de por sí muy bajos; la media, aunque la vida es mucho más barata que en España, apenas llega a las 25.000 pesetas.

Pero la gran salvación de los tiempos modernos la constituyen la televisión y la publicidad, que en Sarajevo financian el 66% de los Juegos. La cadena norteamericana ABC, que acaba de conseguir los derechos de los juegos de Calgary-88, en dura lucha con la NBC y la CB S, por 48.000 millones de pesetas, no tuvo inconveniente en desembolsar 10.400 por Sarajevo (el 10%, como siempre, para el COI). Resulta irrisoria la comparación incluso con toda la red de Eurovisión, bien pobre con sus cadenas estatales, que ha pagado 640 millones; Japón, 320, o la CTV canadiense, 300.

En cuanto a la publicidad, multitud de firmas han accedido a ser patrocinadores. Aparte de las 58 marcas yugoslavas obligadas, las cifras son elocuentes: 22 norteamericanas, 16 alemanas y 13 japonesas, como las más importantes, y la solitaria española Nutrexpa.

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