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La CEE está dividida sobre la oferta a hacer a España para el capítulo agrícola

Andrés Ortega

El llamado Grupo España, que prepara las negociaciones para el ingreso en el seno del Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea, está partido en dos respecto a la postura a adoptar para el capítulo agrícola. Francia, Grecia, Italia e Irlanda quieren el sistema de etapas para la integración de las frutas y hortalizas españolas. Los otros países, importadores de estos productos y, por tanto, interesados en que entren a precios competitivos, se resisten tanto a este sistema como al de la vigilancia comunitaria para las importaciones provenientes de España que propuso la Comisión Europea en julio de 1983.

Quedan sólo dos semanas para la sesión de negociación a nivel ministerial del 21 de febrero. Pero, para algunas fuentes comunitarias, "existe el miedo de que algunas delegaciones no comprenden que la declaración agrícola. a. España es necesaria antes de la cumbre europea" del 10 de marzo. En medios de la Comisión Europea se piensa que, de no abrirse el 21 de febrero, o al menos antes de la cumbre de marzo la negociación agrícola con España, la fecha del 30 de septiembre de 1984 para la con clusíón de las negociaciones de adhesión ¡puede darse por perdi da."Ya no intentamos resolver el problema, sino presentarlo de una forma que lo puedan entender nuestros embajadores y ministros", señaló un miembro del Grupo España, para el cual lo únicos que pueden acabar con la indecisión son los ministros de Asuntos Exteriores de los diez cuando preparen la sesión el 20 de febrero. Se están elaborando posiciones en forma de alternati vas. Una de ellas consiste en poner la pelota en el campo de Es paña ofreciéndole el sistema de las etapas en tanto no esté montada en España una organización cornún de mercado, es decir, mientras no existan las organizaciones de productores y la normalización de los productos necesarias para aplicar la política agrícola común.

La carencia de este mecanismo en España fue la justificación de la Comisión Europea para proponer las etapas que suponen la no integración de este sector español en la CEE durante cuatro a seis años. Se podría, según fuentes comunitarias, introducir cierta progresividad, pero bajo control, tanto del comercio como de la producción, con intervención gradual de los fondos comunitarios de garantía al sector agrícola.

Claro que las etapas son también una cuestión política para el Gobierno francés, que detenta la presidencia del Consejo de Ministros de la CEE. En Bruselas se sabe que la declaración agrícola a España "no es una decla ración para España sino para Francia", que así puede "fijar el precio a pagar por la adhesión" tema ligado a la necesidad de que los agricultores franceses acepten algunas de las desagra dables reformas de la totalidad de la PAC. El Gobierno Mitterrand necesita, en esta cuestión neutralizar tanto a la oposición como al partido comunista.

Otras delegaciones en la CEE no se siente convencidas por estos argumentos de política interna francesa. Estas seis delegaciones -República Federal de Alemania, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Luxemburgo- prefieren, por su propio interés, un régimen más. liberal que las etapas. No porque España lo diga. Pero en su razonamiento se apoyan en el memorándum presentado por España -un error táctico español, según algunas fuentes comunitarías- para criticar las propuestas de la Comisión Europea. La versión mediterránea insiste en que "éste es un primer tiempo; en un segundo tiempo se podrán discutir concretamente las medidas.

Aunque necesaria, la negociación bilateral con Fancia no basta. Según fuentes españolas, en la visita a Madrid del ministro francés para Asuntos Europeos Francia y España repasaron diversas alternativas. El próximo fin de semana se verán los resultados en la reunión hispano-francesa de Rambouillet. Pase lo que pase, sin embargo, y aunque Francia es el país central en este tema, cualquier cuestión de la adhesión necesita el acuerdo de los diez. Ni uno menos.

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