España reitera que Guatemala tiene que responsabilizarse del asalto a la embajada de 1980

El Gobierno español no variará sus condiciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Guatemala. A las declaraciones del presidente guatemalteco, Óscar Mejía Víctores, en las que insiste que su país no pagará indemnizaciones por el asalto a la embajada española el 31 de enero de 1980, en el que murieron 39 personas, el Ministerio de Asuntos Exteriores respondió ayer que se mantienen las condiciones expuestas en Bogotá, el pasado 8 de enero, en las que se pide que Guatemala reconozca su responsabilidad jurídica internacional.

Las relaciones diplomáticas entre España y Guatemala quedaron interrumpidas el 31 de enero de 1980, cuando la policía de aquel país invadió la embajada española, en la que se habían refugiado campesinos guatemaltecos, y causó la muerte a 39 personas. Con la llegada al poder del actual presidente, Óscar Mejía Victores, en agosto de 1983, se iniciaron las conversaciones para el restablecimiento de relaciones. París, Nueva York y Bogotá han sido los escenarios en los que se han producido los contactos, a petición de Guatemala. La última reunión se produjo en Bogotá, gracias a la mediación del presidente colombiano, Belisario Betancur.El Gobierno español considera que, para que se produzca el restablecimiento de relaciones diplomáticas, Guatemala debe reconocer su responsabilidad jurídica internacional y, al tiempo, aceptar los cuatro puntos básicos de la negociación: que se produjo una irrupción violenta de sus fuerzas de orden público; que se reconozca la violación de los artículos 22 y 29 del Convenio de Viena, que hacen referencia a la inmunidad de las legaciones extranjeras; que se delimiten las responsabilidades y se identifique a los responsables del asalto, y, finalmente, que Guatemala se haga cargo de las reparaciones e indemnizaciones correspondientes,

El presidente de Guatemala afirmó ayer que su país no pagará ninguna indemnización "porque no es responsable de lo que pasó en la embajada española".

Las autoridades de aquel país mantienen todavía la tesis de que el embajador español, Máximo Cajal, sostenía contactos con la guerrilla y que fue él mismo quien solicitó la entrada de las fuerzas de orden público.

El Gobierno español se reafirma en que son falsas esas acusaciones, como lo demuestran numerosos testimonios.

El primer intento de acercamiento de los dos países lo protagonizó el fallecido cardenal Mario Casariego, que escribió una carta al Rey de España. El asalto se produjo durante el mandato del general Romeo Lucas y la primera maniobra de aproximación se realizó durante la presidencia de Efraín Ríos. Mejía Víctores sigue afirmando que su país no es responsable de aquellos hechos y que por tanto no pagará indemnización alguna.

Sin variación

España mantiene idéntica postura a la del pasado 8 de enero en Bogotá, basada en estos puntos: "El restablecimento de relaciones depende del cumplimiento por el Gobierno de Guatemala de una serie de condiciones epecíficas relacionadas directamente con las satisfacciones exigibles a Guatemala por la violación de algunos principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados; en las reuniones, ocurridas en ambiente de buena voluntad y flexibilidad, se han discutido las fórmulas posibles de entendimiento, habiéndose realizado avances que no han conducido aún a un texto que merezca la aprobación por parte y parte; aunque se han interrumpido las negociaciones, por el momento, el proceso continuará tras el necesario período de reflexión y análisis; el Gobierno español reitera su voluntad. de universalidad en sus relaciones; diplomáticas, pero considera que esta actividad no debe redundar en menoscabo de los intereses del Estado".

El Gobierno español entiende que las conversaciones se encuentran en período de reflexión y sólo se reanudarán a petición de Guatemala.

El ministro de Asuntos Exteriores de aquel país, Fernando Andrade, afirmó ayer que existen ciertas posibilidades de que los contactos se reanuden en Caracas con motivo de la toma de posesión del presidente venezolano, Jaime Lusinchi, a la que asistirá Felipe González.