Fraga: "Tengo cuerda para rato, desde el punto de vista físico y de crédito publico"
Pregunta. El congreso de su partido que ahora empieza, ¿no es demasiado tranquilo? ¿No resulta algo extraño, por ejemplo, el hecho de que las listas sean ya conocidas?Respuesta. Es bueno que los congresos sean tranquilos. No está demostrado que tengan que ser violentos, aunque eso divierta a un sector de la Prensa. Los congresos se miden por los resultados que producen. Naturalmente, hasta el final del congreso está abierta la presentación de listas. Yo me he sentido obligado a que la mía se conozca con tiempo, justamente para que no parezca una especie de ultimátum-designación: aquí ha habido tiempo, han llegado nuevas propuestas, grupos que se consideraban poco representados... Así se hace una lista seria de un partido serio como el nuestro. Por , tanto, no es que el congreso sea tranquilo; es que está bien organizado, lleva un año de organización muy seria, de discusión de las ponencias y de los trabajos.
P. La renuncia de Fernando Suárez a formar parte de la ejecutiva oficial es un tema inevitable. ¿Sería correcto pensar que, con ello, Suárez se convierte en una especie de alternativa dentro de AP?
R. Es correcto pensar que una persona tan importante, que ha sido vicepresidente primero, reivindica sus derechos de opinión, algo que ya hizo antes un Félix Pastor. La vida del partido sigue y ya se verán las consecuencias.
P. ¿Este congreso de AP significa realmente una nueva etapa, incluso el inicio de una nueva forma de hacer oposición, para su partido?
R. La celebración de un congreso de un partido, como es natural, no se relaciona directamente con las tácticas que va a seguir. Lo que está claro es que lo que antes servía para un partido pequeño, implantado en pocas provincias, no sirve para el actual. De eso se trata; vamos a organizarnos para eso, y lo llevamos realizando desde hace un año, con congresos provinciales y regionales -hay que recordar que el órgano más importante no es el ejecutivo, sino la junta nacional, que ha ido eligiéndose a lo largo de todo el año desde las bases-. Lo que sale es un partido engrandecido, que sabe cuidar a la vez la continuidad y también las reformas necesarias. Hay, en general, no tanto un proceso de rejuvenecimiento, sino de dar a los jóvenes el sitio que merecen, porque lo han conquistado en la lucha de estos años difíciles.
P. ¿Ese ascenso de los jóvenes a distintos grados de poder no ha provocado reticencias entre los históricos de AP, sobre todo en algunas regiones?
R. No lo ha habido. No lo ha habido porque este partido, claro, no se ha hecho desde las delicias del poder, desde apoyos internacionales; se ha ido haciendo con naturalidad; por eso, de cuando en cuando han surgido disputas y nosotros nos complicamos la vida pidiendo a la sociedad sus candidatos y tardamos más en encontrarlos, aunque luego son mejores, en general.
P. Y ahora, después del congreso, ¿qué?
R. Nuestros congresos, precisamente porque no se improvisan ni se retrasan, se hacen a ritmo de reloj. Tocaba celebrarlo ahora, la vida sigue... Naturalmente, no ha sido pequeño el hecho de que, entre el quinto y el sexto congreso pasásemos a ser una gran fuerza política, nos hayamos reorganizado provincia a provincia, región a región, ahora a nivel nacional, y salgamos dispuestos a afrontar las mil tareas que nos esperan: el ser Gobierno en tres regiones o 12 provincias, el ser oposición en más sitios... A eso nos vamos a dedicar y, naturalmente, a preparar muy seriamente las próximas campañas electorales, ahora, en el País Vasco y Cataluña; el año que viene, Galicia; después, Andalucía, y las generales. Todo eso es un próceso natural.
P. A eso se refería, precisamente, la anterior pregunta. El congreso de AP no se hace en un momento cualquiera, sino al comienzo de un proceso electoral muy importante. AFI y la Coalición Popular en general tienen ante sí retos muy importantes: País Vasco, Cataluña, Galicia. Tomemos, por ejemplo, Cataluña, donde algunos sondeos no les son precisamente favorables. ¿Qué consecuencias se dan para AP si los resultados son malos?
R. Yo, en cambio, conozco otros sondeos muy favorables. Pero siempre he dicho que nosotros saltamos por encima de eso. Nosotros cumplimos con nuestro deber: ofrecemos al pueblo un buen trabajo, una buena campaña, nuestra oferta. Eso de ponernos un techo u otro son cuestiones que se plantea el señor Garrigues, que se cree con derecho a ello; nosotros ni nos ponemos techos ni los aceptamos de nadie. En unos sitios tardaremos más, en otros menos. Pero llegaremos a ser la mayoría natural en toda España, no lo dude.
P. Con los datos que ahora tienen, ¿ven la posibilidad de una coalición poselectoral, bien en Cataluña, en el País Vasco o en cualquier otra parte?
R. En esta materia hemos dicho siempre que consideramos que el Gobierno de coalición no es el mejor sistema y que por eso estamos, en principio, por una mejora o cambio de la ley electoral. Pero en momentos de emergencia estamos dispuestos a acometerlo para fines determinados. Y siempre contribuiremos, seamos Gobierno u oposición, a la gobernabilidad de una región, de un ayuntamiento, de una provincia o de la nación. Hay quien hace juegos malabares; nosotros, no; nosotros ya veremos lo que podemos hacer, sin salirnos de nuestro programa y fieles al mandato de nuestros electores.
P. ¿Qué necesita incorporar la Coalición Popular para ganar las elecciones de 1986, o de finales de 1985 como dicen ustedes?
R. Nosotros no decimos nada, tenemos derecho a establecer una fecha basándonos en hipótesis de trabajo, aunque estamos adaptados a que sea antes o que sea después. Creemos que para ganar hace falta acabar de transmitir nuestro mensaje, para lo cual tenemos los medios, tenemos la organizacion y la implantación necesarios. No dudamos de que la sociedad española, después del primer año de socialismo, sabe muy bien quién no le va a resolver las cosas.
P. Pero ¿cómo le gustaría que quedase definitivamente estructurada la Coalición Popular?
R. Como está. Profundizando las tres ramas nacionales, adquiriendo más fuerzas regionales. En definitiva, creemos que la organización básica que tenemos, de liberal-conservadores, democristianos y liberales, es la misma que hay en otras partes, corresponde a un concepto claro de lo que es la alternativa al socialismo y creo que lo hemos logrado. Por tanto, intentaremos profundizar y mejorar la coalición, no canibiarla.
P. ¿La ampliación del flanco liberal de la coalición no ha sido un tanto escasa en sus resultados, visto el esfuerzo que está costando?
R. No haré ningún comentario hasta que se conozca el resultado. Pero yo creo que esto es como un tapiz: el resultado de un día son 2.000 puntadas; al día siguiente, otras 2.000... Pero, al final, el tapiz se hace. Nosotros sabemos mucho de hacer tapices.
P. Surgen de cuando en cuando comentarios que hablan de recelos con los democristianos del PDP. ¿Tiene eso algún fundamento?
R. Lo primero que haremos en cuanto termine el congreso será una tenida importante, de dos días, en un parador de turismo, con representantes de los seis partidos de la coalición, y ahí esperamos hacer un análisis a fondo de todos los temas. Yo creo que vamos bien. Es natural que una coalición tenga algunos problemas, alguna discusión ocasionalmente, pero no vamos mal, hemos aguantado muy bien las dos campañas electorales y el primer año de oposición.
P. Cara a 1986, la coalición se mantiene inalterable...
R. Eso esperamos todos.
P. En ocasiones da la impresión de que los mejores hombres de la derecha le niegan a usted su apoyo, por miedo, por egoísmo o por falta de confianza. ¿No existe algo de esto cuando en Cataluña, por ejemplo, usted tienta a cuatro personas para que sean cabeza de candidatura en las próximas elecciones autonómicas y sólo obtiene una respuesta favorable en el quinto caso?
R. No estoy de acuerdo con eso, y le digo a usted que no es así. Sólo faltaría que, como el rey Midas, a todos los que yo tocara o hablase se convirtiesen en políticos sin más. En cuanto a lo de Cataluña, ninguno se ha negado a colaborar en una u otra forma. Eso no quiere decir que yo no diga que algunas veces tengo quejas. Pero lo que está pasando es lo normal, y quien piense que podría ser de otra manera que diga cómo lo haría él.
P. ¿Tiene usted la sensación de que esas fuerzas sociales conservadoras le tienen plena confianza?
R. Yo no he dicho eso, y además sería absurdo que la hubiera. El público debe tener una cierta desconfianza respecto a sus políticos. ¿Por qué no va a haber una cierta desconfianza?... Pero creo que nos estamos perdiendo ya en el tema, y no tengo más que añadir, porque es absurdo que yo diga cosas que afectan a lo que piensan los demás. Yo no tengo ninguna queja de la forma como nos trata la sociedad española, y punto.
P. Siempre hay rumores, o especulaciones, que hablan de que tal banquero, tal empresario, tal político, se postula como candidato a sucesor de Fraga al frente de la opción conservadora en España. ¿Tiene esto algún fundamento ahora?
R. Personalmente, tengo razones para pensar que, por ahora, carece de base real. No estoy hablando, naturalmente, del señor Roca o del señor Garrigues.
P. ¿Desestima cualquier riesgo de un posible acercamiento del PDP de Óscar Alzaga a la operación reformista de Roca y Garrigues?
R. El PDP ha dicho públicamente lo que tenía que decir, que coincide con lo mío, es decir, que en lugar de intentar operaciones u operacioncillas, se viniesen a formar con nosotros la Coalición Popular. En eso estamos de acuerdo y ahí terminan las cuestiones.
P. ¿Se considera insustituible como cabeza de la alternativa al socialismo?
R. Gracias a Dios, no; me considero muy sustituible. Si no, viviría muy intranquilo, y yo quiero vivir tranquilo. Estoy convencido de que España encontraría otros hombres para hacer esto mismo y, posiblemente, mejores. Lo que ocurre es que, de momento, pues ahí estamos y también cuesta bastante fabricar un líder. Pero, como es obvio, todos somos reemplazables, nadie es necesario.
P. ¿Cree que tiene usted aún cuerda para rato?
R. Esa pregunta debería contestarla usted, porque, desde luego, yo sé que tengo mucha cuerda, física, moral y de crédito público.
P. Hay gente que afirma que Manuel Fraga está destinado a ser el gran líder de la oposición, pero que nunca llegará a la Moncloa.
R. No, a la Moncloa no, porque yo no gobernaré allí, sino desde el medio de la calle. Yo no me aislaré allí, como los anteriores presidentes. Por lo demás, no tengo nada que añadir; he dicho ya que tengo cuerda para rato.
P. ¿Es realmente tan grande el desgaste del Gobierno del PSOE como para ser optimista respecto a las posibilidades de que funcione la alternativa en las próximas elecciones?
R. Lo que ha perdido en un año, y considerando que aún le quedan dos o tres, indica que es muy poco probable que el PSOE llegue con ninguna posibilidad de prestigio o de renovación del mandato.
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