_
_
_
_
Estallido social en Marruecos

La contestación popular se organiza en 'mezquitas clandestinas'

Como el terrorista Carlos hasta días muy recientes, el integrismo o el fundamentalismo revolucionario -de los dos se habla indistintamente- comienzan a ser culpados cada vez que una población se levanta o estalla una revuelta popular. Los Gobiernos moderados de los países musulmanes los temen. Los políticos y gobernantes occidentales los elevan a la categoría de mito. Su auge se atestigua diariamente y su participación en las revueltas populares se certifica en algunos casos sin pruebas. El caso de Marruecos y, en menor medida, el de los otros países del Magreb -Argelia y Túnez- es muy especial.

En todos estos países, la religión oficial es el islam sunita y se rigen por el rito malekita, heredado de la antigua España musulmana. En lo que a Marruecos concierne, en donde el rey es al mismo tiempo el emir al muminin (príncipe de los creyentes) y jefe religioso, puede constatarse que la religión marroquí es de una considerable homogeneidad y poco influenciable por los ritos o herejías extranjeros o ajenos. Se puede, sin embargo, afirmar que el auge de las corrientes fundamentalistas, los Hermanos Musulmanes o los integristas, y cualquier otro islam no oficial, estuvo y está en función del vigor o la debilidad de la democracia. Las principales corrientes contestatarias se introdujeron en el país durante el largo período de excepción vivido por Marruecos entre 1965 y 1970.

Democracia entre paréntesis

En los años que precedieron y siguieron a la confrontación con España por el Sáhara occidental, cuando el rey Hassan II prometió la democracia después de las elecciones de 1977, la expansión de la contestación bajo formas religiosas decreció. A partir de los sucesos de Casablanca de junio de 1981, la democracia volvió a ser colocada en Marruecos entre paréntesis y reapareció la oposición bajo formas religiosas. Algunos factores del presente favorecen ese auge. El movimiento estudiantil marroquí siempre estuvo bajo la influencia de una organización agnóstica, como la Unión de Estudiantes Marroquíes (UNEM). La UNEM fue proscrita en 1973 y legalizada de nuevo en 1978, pero actualmente es inexistente.La Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), que aparecía por méritos propios desde su congreso en 1978 como alternativa moderada a los Gobiernos, se vio debilitada, primero, por la represión que se abatió sobre sus órganos políticos y sindicales desde Casablanca (1981); luego, por la contestación interna, y por último, por las presiones de palacio para que los socialistas entraran en el poder, aunque fuera de manera simbólica, como ocurrió en noviembre de 1983.

Las dolencias y las reivindicaciones del pueblo marroquí, que son realmeirte abrumadoras, no cuentan en el presente con ningún cauce político o sindical solvente y eficaz a través del cual expresarse. Paralelamente, y desde 1980, las mezquitas comenzaron a convertirse en lugar de contestación política, hasta tal punto que el rey Hassan II, en febrero de 1980, reunió a los ulemas (predicadores oficiales) para reprocharles que se hubiesen convertido en "esos felices extranjeros de que habla la tradición" e invitarles a "educar a la juventud en el correcto conocimiento de la religión". Fue creado entonces un consejo superior de los ulemas, del cual fue nombrado presidente el propio rey Hassan II, que se proponía cohesionar al islam oficial y dar la batalla al islam revolucionario.

Pero en 1982 el rey se vio obligado a reunir de nuevo a los ulemas para advertirles de que "los cursos en las mezquitas no deben dedicarse a la política en el sentido vulgar" y decirles que "no os ocupéis de lo que no os importa, como el aumento de los precios de los carburantes o de los cigarrillos".

Cuatro grupos religiosos

Los ulemas se vieron así distanciados cada vez más de sus fieles, porque lo que éstos querían precisamente era tratar las cuestiones sociales. Al no tener ni una respuesta oficial ni tampoco de la oposición, comenzaron a desertar de las mezquitas oficiales. En Casablanca y en los grandes centros urbanos surgieron mezquitas clandestinas en los garajes o en los traspatios de las casas privadas. Un estudio sociológico de 1982 relata que solamente en Casablanca existían más de 200 de estas mezquitas clandestinas.Cuatro grupos han influido fundamentalmente en la religión en Marruecos. La Da'ua, financiada por Pakistán, que preconiza el estudio islámico sin injerencias en la política; otro grupo, financiado por Arabia Saudí -dentro del cual eljeque Abu Bakr el Jazairi es el más conocido inspirador para todo el mundo árabe-, que predica desde La Meca. La tercera influencia de importancia es la de los Hermanos Musulmanes, cuya prédica procede de los escritos de Al Banna, Kauakibi y Sayed Kotb. Dentro de este grupo se transmite la prédica del jeque Kisck, egipcio, a través de casetes. Un último cuarto grupo es el de los mbderüstas, que afirman que es necesario adaptarse a las exigencias actuales de Marruecos y que preconizan que el islam progresista se convierta en un medio de actuar sobre la sociedad.

Aparte de ellos, en Marruecos existen unas 20 organizaciones, casi todas ellas más o menos secretas, que propagan, cada cual a su manera, el islam. Entre estas últimas se encuentra la del líder musulmán Abdesalam Yasine, que es francamente minoritaria.

La influencia de Irán y Libia en este escenario marroquí es mucho más reciente y menos conocida, y prácticamente se sabe de ella tan sólo por las octavillas que distribuyen esporádicamente. En esas octavillas se ensalza al imán Jomeini, se vitupera y critica al rey de Marruecos y se ataca duramente al imperialismo norteamericano, que succiona nuestras riquezas y nos impone modos de vida ajenos y depravados".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_